1. Noche insomne.


    Fecha: 15/09/2024, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... las estrellas no arrojan suficiente luz y Luisa en su camisón blanco parece un anima en pena, se siente protegida por las penumbras que la hace sentir desinhibida, tose ligeramente aún confusa. Es inútil tratar de esconder sus sensaciones. Quiere saber y entenderse a si misma. Camina no sabe hacia donde, trata de encontrar sin saber lo que busca. No sabe que le deparan los próximos minutos. Un enigma más en su vida, pero tiene curiosidad y quiere acercarse al gran perro negro de los vecinos.
    
    En el silencio de la noche, la aprensión se apodera de ella y la amenaza con hacerla desistir, pero el sentimiento que siente en su cuerpo la envalentona lo suficiente como para seguir.
    
    Está completamente sola. Solo una suave y cálida brisa mueve las hojas de los árboles, por el resto, todo es silencio. El canto de algún grillo enamorado la distrae a veces. Pero ella camina resuelta, tiene una misión que cumplir; baja sigilosamente hasta la puerta del granero y toca sin saber bien que o quien esperar. Responde solo el silencio. Recién ahora se da cuenta que está en pantuflas y se siente incomoda. “Toc-toc”, con los nudillos vuelve a tocar la puerta. Nadie. Piensa que es mejor volver a casa y se gira lentamente.
    
    De la negra noche oscura se perfila una sombra negra que se mueve y se agazapa, se sobresalta y se siente amenazada por un gruñido feroz, se mueve rápido como el viento. La forma oscura, torva y siniestra ladra y gruñe, no da la impresión de ser juguetón sino una bestia dispuesta al ataque, lista para desmembrar con velocidad felina a su oponente.
    
    Por un segundo Luisa tiembla y se congela, retrocede sobre sus pasos. Se siente aterrorizada. El enorme perro aparece frente a ella agresivo y decidido. Ladra feroz un par de veces, de entremedio de sus afilados colmillos se eleva un vapor y la saliva cuela por sus fauces, es la bruma del amanecer que se anuncia.
    
    La bestia ocupa la única via de escape y de repente la seguridad de la casa parece demasiado lejos e inalcanzable. El enorme cuerpo lleno de músculos colma todos los espacios. No hay refugio contra la ferocidad del animal. Luisa no sabe que hacer y solo atina a decir casi en susurro para no ser escuchada:
    
    —¡Blacky! … ¡Blacky soy yo! …
    
    Inmediatamente el perro alza sus orejas y parece cambiar de actitud. Probablemente él también está asustado y se siente amenazado por esta figura de largo manto blanco. La tensión disminuye y desvanece. El lobo en él regresa a la parte ancestral de su cerebro de bestia y rápidamente se vuelve un cachorro, un enorme cachorro. Sin embargo, su cola sigue alzada, está inquieto:
    
    —¡Soy Luisa, cariño! …
    
    Se acerca con cautela y rasquetea entre sus orejas y luego acaricia su lomo.
    
    —¡Espera, Blacky! …
    
    Entra en el granero y de una repisa saca una bolsas con galletas para perros. Ahora está afuera dándole algunas galletas al perro negro. Se siente excitada, pero no sabe por qué. Lo que sea. Está decidida a descubrirlo. Quiere saber. La curiosidad le ...
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