1. ¡Tienes una hermosa verga!


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pues creo que sintió mi erección entre sus piernas. Mi pene estaba totalmente erecto y ya había comenzado a expulsar esas secreciones pre seminales. Sabía que ella lo sentía y creo que ella procuraba en excitarme, pues de repente me mordiscaba el lóbulo. Fue cuando tomé el valor para preguntarle:
    
    -¿Hay otro servicio que ofrezcas?
    
    -¿Qué es lo que usted quiere?
    
    -Realmente tú sabes lo que yo quiero.
    
    -¡No me lo diga! Mire… yo no suelo hacer esto, pero le voy a ser sincera. Su pija, es la más hermosa que he visto en mi vida… no me diga nada y si hay algo que no le gusta, solo dígame que pare y nos olvidamos de esto.
    
    Jessi se incorporó y tomó posición como para hacer el 69 aun con su tanga puesta, pero ella por su porte y la camilla incómoda, me dejó su conchita muy elevada y alejada de mi rostro y ella comenzó a aplicarme un oral que recordaré toda mi vida. Esta chica que después supe era uruguaya, si sabe mamar una verga. Comenzó con un oral delicado que se transformó en uno de garganta profunda y de connotaciones pornográficas. Yo solo podía masajear su conchita con mis dedos, pues la mantuvo elevada y muy lejos de mi rostro. Aun así, podía ver como se iba humedeciendo y salían esos hilos gruesos de sus jugos vaginales. Su concha estaba totalmente depilada con un pequeño arbusto en su zona sur del monte venus. Su ojete parecía más rosado que el típico ojete, pues creo que las lámparas de calor magnificaban su color. Sabía que estábamos más allá de la hora y pensé que de repente todo aquello acabaría, pero me equivocaba, Jessi siguió mamando mi verga y podía sentir su saliva resbalando por mis testículos en dirección de mis nalgas. Fueron 15 minutos intensos de sexo oral y luego yo tomé el control.
    
    La puse a ella sobre la camilla sobre su espalda y comencé a lamer su concha mojada hasta saciarme del deseo. Un sabor saladito y caliente de unos jugos que no cesaban de emanar. Sabía que se venía pues comenzó a jadear intensamente y me lo anunció. En ese momento le apunté mi pija, como ella lo llamó, y se la dejé ir con embestidas profundas, pues la camilla me quedaba a un perfecto nivel y ella estaba en la orilla con sus piernas elevadas cuando le hacía sexo oral. No pasaron más que una embestida con un vaiven intenso y se corrió con un orgasmo espectacular que parecía se orinaba. Así de mojado quedó ese piso. Me pidió que no la embistiera tanto o muy fuerte, pues la penetración en esa posición le causaba cierto dolor y mi verga solo se la metía a la mitad. Recuperó su respiración y ya con esa confianza le preguntó si quería darme el culito. Su respuesta fue afirmativa y comenzamos la faena.
    
    Me tomó dilatarle el ojete unos cuantos minutos y cuando ya había logrado penetrarle ese rico culo, la vieja asiática llegó a tocar la puerta. Jessi había asimilado muy bien la penetración y parecía que disfrutaba del sexo anal, que hasta ella misma masturbaba su clítoris y fue ella la que con un grito le dijo a la vieja en un inglés ...