ADELA, Clara y Doña ELENA - Relatos Eróticos

ADELA, Clara y Doña ELENA

... ella no pudo ser, que estudie una carrera y que luego elija lo que desee a pesar, de que le gustaría fuera profesora.

Adela por la mañana está en la tienda con la parte que recibe, tiene para vender y atender a sus clientes y las necesidades de ellos. Incluso cuando le sobra algo, lo da a un convento que hay en el pueblo.

Desde que Pedro se marchó, Doña Elena, vecina de Adela, viuda del notario del Concello, va a pasar todas las tardes con ella. Las malas lenguas dicen que esta forrada de dinero, vive en una casa señorial, con dos empleadas de hogar.

Adela se ha comprado una máquina de coser y trabaja por las tardes cosiendo ropa para un fabricante, para hacer algún ahorrillo y darse algún gusto para ella y para su sobrina.

Su hermano escribe una carta al mes, los primeros meses, al tiempo cada dos meses, al poco cada tres y en la actualidad dos cartas al año. Que todo va bien y poco más. Este tema preocupa enormemente a Adela, pero se lo guarda para adentro, pues no quiere que nadie sepa lo que pasa. Cuando alguien le pregunta dice, bien, está muy bien y muy contento.

Adela estuvo saliendo con un chico muy majo, lo conoció en una fiesta de cumpleaños y se gustaron y empezaron a verse los fines de semana, Andrés estudiaba para abogado y quería establecerse en Arzúa, ya que no hay ningún abogado, ni en el pueblo ni alrededores. Estaban super enamorados y tenían proyectos, vivirían en la casa de Adela, con su sobrina y él montaría un despacho, en el pueblo.

Andrés vivía en una barriada a las afueras de Santiago, sus padres habían tenido una casa en Arzúa y los veranos los pasaban allí, por eso tenía alguna amistad en el pueblo. Era todo lo que Adela sabia de él, que estaba en el último curso, que luego la tesis y en un par de años a casarse y trabajar. Por supuesto que aceptaba a Clara sin inconveniente alguno, no como una hija, como si fuera la hermana menor se su esposa.

Clara ya empieza a traer notas del colegio conforme su comportamiento en clase y su atención a los estudios deja mucho que desear. Adela no lo puede permitir y cada vez que hay una nota, que ella tiene que firmar, le da unos buenos azotes en el culo con la mano y la envía a la habitación sin cenar.

Todo esto le ve Doña Elena y anima a Adela a no dejarle pasar una, cariño la letra con sangre entra, mi hijo ha recibido, lo que no hay en los escritos y ahí lo tienes, notario como su padre, “no abre roto yo zapatillas en su culo”.

Adela tiene un revés, Andrés sin ninguna explicación desaparece del mapa, nadie sabe nada de él, ella no tiene donde preguntar, a los años por una casualidad, se enteró había acabado la carrera, estudio un post grado y se estableció en Santiago, donde tiene un despacho, se casó y tiene dos hijos.

Este revés, sumado a las nulas noticias de Pedro que no llega a comprender, le amarga la vida y le quita la sonrisa de la boca, que era uno de sus atractivos, se encerró en sí misma y se volvió un poco amargada. Clara crecía y crecía y ...