ADELA, Clara y Doña ELENA - Relatos Eróticos

ADELA, Clara y Doña ELENA

... cada vez más notas del colegio.

Doña Elena, le decía has de ser más severa con tu sobrina, tú crees que unos azotes con la mano la van a hacer cambiar, la has de zurrar bien zurrada, que le duela de verdad y eso la puede hacer recapacitar y rectificar, el tener temor a una próxima zurra. A mí me dolía tener que coger la zapatilla, pero llegue a la conclusión, que era lo único que funcionaba.

Adela pensó, en la próxima nota la zurro con la zapatilla, y así fue, apareció la sobrina con una nota nuevamente de que alteraba el orden de la clase y contestaba a la profesora en un tono sin ningún tipo de respeto.

La cogió, se la puso encima de su falda, se sacó la zapatilla y empezó a zurrarla, por supuesto Doña Elena en primera fila, le dijo: así no le haces nada, azotándola encima de la falda, ponle el culo al aire y dale bien fuerte y siguiendo los consejos de aquella mujer, le subió la falda, le bajo las braguitas y empezó a azotarle de nuevo con el culo al aire, la cría empezó a llorar a moco tendido y removerse a cada azote, hasta que Adela se dio cuenta, que en el culito de la niña había unos puntos de sangre, paro de azotar, vio la suela y estaba manchada sangre, se asustó y fue corriendo a curarla, la niña seguía llorando. La curó y la envió a la habitación castigada, luego subiré para hablar contigo.

Doña Elena, le dijo, no me había dado cuenta que la suela de tu zapatilla es de esparto, con eso no se puede azotar, la vas a desgraciar, las zapatillas tienen que ser, con la suela de goma, si tuviera alguna de las que utilizaba con mi hijo, te la traería, pero las tire todas, tienes que comprarte unas, duelen, pero no perjudican.

Clara se iba de Colonias con el colegio de lunes a jueves, era la primera vez que tía y sobrina se separaban. Doña Elena animo a Adela para que la dejara ir.

Doña Elena, todo y ser viuda, era muy joven no llegaba a los 55 años y además se cuidaba mucho, iba siempre de mil y un botones muy elegante y tenía ese algo de altivez, en realidad tenía clase, hacia cuatro años que se quedó viuda, a su marido le dio un infarto en la notaría y cuando llego al hospital, ya había fallecido.

Empezó a ir a casa de Adela por las tardes para hacerse mutua compañía, pero con el tiempo, se enamoró locamente de Adela, lo que no veía el cómo, ni el cuándo, confesárselo, ni si llegaría un día a hacerlo.

Aprovechando los cuatro días de colonias, le propuso hacer un pequeño viaje por Galicia, Adela nunca había salido del pueblo, solo de pequeña sus padres la llevaban a Santiago por las fiestas del patrón.

Doña Elena le dijo yo el lunes tengo una reunión benéfica en Santiago de 10 a 12 horas, nos vamos juntas, tu paseas y conoces Santiago y luego nos vamos a ver La Coruña, Vigo, las rías y regresamos el jueves para ir a buscar a Clara.

Le costó horrores convencerla, que no puedo abandonar la tienda, que no tengo ropa, ni calzado apropiado, que no tengo dinero, bastante esfuerzo económico he hecho para enviarla de ...