Soy hijo de puta// Cap. 2 - Relatos Eróticos

Soy hijo de puta// Cap. 2

... envenena.

Después de casi mearme a carcajadas, le puse la cogida de su vida. Terminó rosadita y con la garganta reseca de tanto gritar. Tuve nostalgia al dejar a mi pequeña Angélica. Después de todo, habíamos sido amigos de toda la vida.

—Voy a extrañarte, putita —le dije, limpiándole las lágrimas cuando finalmente salía de mi casa después de bañarse y vestirse.

Angélica había intentado persuadirme para que me quedara. Me habló sobre los pros y contras que tendría al marcharme a una ciudad que no conocía. Me enlistó más contras que pro, y aún así no logró convérseme para cambiar de opinión.

—Lo siento, nena, pero mi decisión está tomada.

—¡Pues entonces vete a la mierda, Kike…! —se echó a llorar, mientras yo miraba su faldita tableada de preparatoria y esas piernas hermosas que por mucho tiempo no volvería a poner sobre mis hombros—. ¡Vas a perder todo lo que tienes por una perra venganza innecesaria! ¡Con lo que te costó tener lo que tienes, Kike! Pero si es lo que quieres, entonces lárgate. ¡Nunca debí de darte esos datos. ¡Lo que sí sé es que nunca debí de meterme en lo que no me importa! ¡Eso me pasa por entrometida! ¡Vete a la mierda, Kike, vete a la puta mierda!

Y salió llorando como magdalena, mientras yo, entristecido, sólo susurraba:

—Yo también te quiero, putita adorada.

Admito que Angélica tiene mucha razón. Estoy a punto de perder todo lo que he conseguido con tanta dificultad. Me costó mucho sudor y humillaciones hacerme un lugar en el gimnasio del pueblo como entrenador. Me costó bastante demostrarles que era un trabajador competente para entrenar a atletas cuidando su salud y previniendo posibles lesiones. Me costó bastante demostrar que estaba completamente cualificado para ayudar a la rehabilitación de personas con lesiones.

Al principio la mayoría de los clientes no confiaban en el hijo de un “borracho y drogadicto”, y el resto de entrenadores o nutriólogos titulados no me lo ponían fácil, pues demeritaban mis conocimientos como si por el simple hecho de no tener un papel que dijera que era “Licenciado en nutrición” o “fisicoculturismo y Fitness” mi trabajo no contara para nada.

Por fortuna, gracias a Gloria, pude demostrar a tiempo que yo tenía más tablas, pasión y disciplina que muchos de ellos, de manera que bastantes clientes comenzaron a preferirme a mí por encima de cualquier otro profesional, por lo que me gané el recelo y la aversión de la mayoría. No obstante, hay un hecho muy real, y éste es que bajo mis entrenamientos todos consiguen resultados verdaderos y duraderos, así como una buena salud.

Ahora, sin embargo, todos esos coach que me odian podrán tener la satisfacción de saber que me marcho de la localidad.

Y yo… aun sin saber si estoy haciendo lo correcto, me guiaré por mis instintos. Con esta decisión incluso podría estar echando a perder mi futuro. Sin embargo… tengo que hacerlo. Tengo que ir por lo que tanto anhelo. Mi alma no estará en paz hasta no haberle hecho pagar a esa ...