Javiera, mi sobrinita juguetona
Fecha: 11/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Pastel de fresa, Fuente: SexoSinTabues30
Todos conocían a Javiera. Era una adolescente rebelde, con problemas en la escuela, y un poco extraña. Con las hormonas a tope por la edad que tenía, no era inusual que la descubrieran haciendo cosas que se podría decir, son comunes en esa edad. Tenía una cierta fama en la familia.
Ayer era el día de la junta familiar en la casa de mi suegra, ya que por distintas razones, no habíamos podido reunirnos todos a compartir. Yo estaba un poco reacio a asistir, pero de alguna manera me convencí y me hice el ánimo de acompañar a mi novia.
Cuando llegamos allá, comencé a saludar a toda la gente que ya estaba. Suegra, cuñados, sobrinos, etc. Cuando vi a Javiera me llevé una sorpresa. La pequeña había crecido. No la veía desde hace unos 3 años, y el tiempo había desarrollado su cuerpo. Tenia sus caderas marcadas, senos prominentes, y un pequeño culo que movía de lado a lado al caminar. Obviamente mi reacción la disimulé, y lo que hice fue actuar de la manera más normal posible.
— Hola Javi, ¿como estás? -Dije mientras me acercaba a darle un beso en la mejilla.
— Hola tio -Respondió ella mientras acercaba su cara.
En ese momento pude sentir el olor de su piel, y algo ocasionó en mi, que despertó un deseo sexual increíble. Sin mencionar que nuestras pieles se deslizaron lentamente, lo cual encontré un poco extraño…
El día avanzó lentamente, mientras los adultos compartíamos anécdotas, nos reíamos de tonterías, y comíamos un delicioso almuerzo. De vez en cuando pude notar como mi sobrinita me miraba, y cuando yo la descubría, ella escondía la mirada. Lo encontré gracioso. En una de esos choques de miradas le tiré un beso, bromeando, y ella se colocó tímida a más no poder. Todos reímos a carcajadas.
En un momento, cuando ya varios se habían levantado de la mesa y compartían por distintos lugares de la casa, me dieron ganas de ir al baño. Anuncié mi retirada, y me levanté rumbo al fondo de la casa, ya que esta tenía dos baños, pero el primero, que estaba más cercano al comedor, estaba la mayoría del tiempo ocupado. Así que decidí ir a la segura y fui al segundo, que se encontraba un poco más lejano, y por lo mismo era más seguro que estuviera desocupado. Caminé por el pasillo mientras sentía como las risas y conversas disminuían el volumen, mientras al mismo tiempo aguantaba mis ganas de orinar. Llegué al baño, y para mi sorpresa estaba ocupado, ya que la puerta estaba con seguro por dentro. Esperé unos dos minutos y la puerta se abrió.
— Hola tío -Era Javiera. Venía secándose las manos en la ropa. —¿Quiere entrar? -Preguntó.
— Si -Dije un poco desesperado ya. Llevaba mucho tiempo aguantándome las ganas de orinar.
— Oka -Dijo, mientras se hacía a un lado de la puerta.
Cuando iba entrando al baño, su brazo se extendió, y se afirmó en el borde de la puerta, impidiéndome el paso.
— ¿Que pasa? -Dije, extrañado.
— Para que lo deje pasar, me tiene que dar un beso como ese que me tiró hace un rato. -Dijo coquetamente. Me miraba a ...