1. Escapada a la montaña con mi madre (VI)


    Fecha: 10/09/2024, Categorías: Incesto Autor: Edipo14_, Fuente: CuentoRelatos

    ... alta del pecho, centrándome primero en la zona de las clavículas y el cuello para así hacerlo menos violento. Después de un rato decidí pasar a lo fuerte. Eché algo más de lubricante esta vez directamente es las tetas, y comencé un suave y sensual masaje, amasando bien ese pechamen. Joder, era un auténtico espectáculo, ver las venosas tetazas de mi madre lubricadas a más no poder, bien húmedas y brillantes, mientras a ratos apretaba muy delicadamente esos gordos y morenos pezones. Todo esto hacía que mi madre de vez en cuando soltara leves gemidos de aprobación. No se cuanto tiempo estuve amasando ese rico par de melones, los cuales casi no conseguía ni abarcar, pero sí sé que tuve que volver a echar aceite más de una vez, por lo que podéis hacelos una idea. Tras un buen rato decidí repetir lo que había hecho con ella boca abajo, pasar a las piernas. Y así lo hice, de nuevo comencé por la parte baja, para después ir subiendo por los muslos y finalmente llegar a su entrepierna.
    
    -¿Te importa quitarte en tanga mami?
    
    -Jajaja, hay que ver cómo aprovechas para verle el conejo a tu madre eh hijo. ¿Es que también me vas a masajear ahí? -decía ella con voz de nenita-
    
    -Qué pasa, ¿nunca has oído hablar de los masajes con final feliz?
    
    -Bueno sí claro, pero nunca me pensé que fuera mi propio hijo el que me haría uno...
    
    -Y eso precisamente es lo que más cachonda te pone, ¿me equivoco?
    
    -Serás cabrón... -decía sonriente-
    
    Tras esto se quitó el tanga, quedando completamente desnuda y a mi disposición, con todo su cuerpo bien lubricado y caliente. Le eché algo más de aceite por toda la zona de la vulva, el cual resbalaba e iba cayendo entre los labios, llegando hasta el culo. Comencé a masajear su entrepierna, pasando la palma de la mano por todo su coño, sin dejar una sola zona sin lubricar. De todas maneras pude notar que tenía la zona ya bastante húmeda, sin duda mi madre tenía una gran facilidad para ponerse cachonda como una moto y quedar bien mojada de forma natural. Continué con los movimientos, esta vez masturbándola de una forma muy suave y cariñosa centrándome sobre todo en el clítoris. Ella por su parte comenzó a acariciarse las tetas, centrándose sobre todo en los pezones y soltando leves gemidos los cuales iban subiendo de volumen a medida que yo aceleraba mis movimientos. La cosa se empezaba a poner seria, y había que jugar.
    
    -Mami, ¿te puedo hacer una pregunta?
    
    -Mmmm... Claro que... Ahhh... Claro que sí amor... -ella estaba con los ojos cerrados y apenas podía decir una frase de lo concentrada que estaba en su ''masaje''-.
    
    -Te gusta que te haga, ¿esto?
    
    En ese momento le metí un par de dedos mientras con el pulgar le seguía frotando el clítoris. A estas alturas esa combinación ya se había convertido en un clásico, y sabía que a mi madre le hacía gozar como nada en este mundo.
    
    -¡Ahhhggg! Ufff... Ya sabes que tus dedos me vuelven loca hijo... -decía moviendo la cadera para sentirlos bien adentro-
    
    -¿Y no te gustaría ...
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