1. Trio con papá y una desconocida


    Fecha: 09/09/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Martina Paz, Fuente: TodoRelatos

    ... concha de Milagros, largando ese líquido hacia todas las direcciones. Sin pretenderlo ni predecirlo, algo muy similar comenzó a salir de mi concha. Era como si dos cataratas enfrentadas hubiesen enloquecido. Totalmente empapadas y casi sin aliento, nos fundimos en un abrazo como si fuésemos dos amigas que llevaban mucho tiempo sin verse. Papá, aun detrás de mí, se unió al abrazo.
    
    Fue papá el que se puso de pie primero. Me ayudó a levantarme, después a Milagros. Nos miramos unos con otros como extraños, como si todo lo que acababa de pasar no fuese más que parte de un extraño sueño, o de una poco convencional película. Sin decir nada, Milagros se dirigió a una de las duchas y se dispuso a bañarse. A pesar de que había dos duchas libres, papá y yo compartimos la misma. Fue un baño rápido y silencioso. Ni siquiera nos miramos. Nos secamos como pudimos con pequeñas servilletas de papel. Primero salió Milagros, sin decir nada. Con papá nos quedamos varios minutos.
    
    ─¿Estás lista? ─preguntó.
    
    No pude responder, no pude mirarlo. Solamente pude largarme a llorar como una niña chiquita. Papá me abrazó con dulzura, pero yo solamente quería salir corriendo. Me buscó la boca, lo rechacé. Insistió, volví a rechazarlo. La tercera vez me agarró con fuerza de la cara y me obligó a besarlo. Quise resistirme, pero no pude. Lo odié por varios segundos, hasta que la calidez de su boca unida a la mía y la deliciosa y familiar cercanía de nuestros, me devolvió a esa hermosa realidad en la que lo amaba más que a nada en el mundo. Lloré y sonreí al mismo tiempo, colgándome de su cuerpo, hasta terminar en incontenibles carcajadas casi histéricas. Papá me separó de su cuerpo y me pidió por favor que me calmara. Luego de varios minutos, conseguí hacerlo.
    
    ─Te amo, papi ─le dije.
    
    ─Te amo, nena ─respondió.
    
    Salimos abrazados y sonrientes, directamente a nuestro auto. Mientras me subía del lado del conductor, pude ver, a lo lejos, a Milagros. Me miraba y sonreía. La ignoré por completo y seguimos viaje. Unos kilómetros más adelante, nos detuvimos al costado de la ruta y comimos choripanes con gaseosas. Satisfechos en todos los sentidos, decidimos volver a casa.
    
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