1. Trio con papá y una desconocida


    Fecha: 09/09/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Martina Paz, Fuente: TodoRelatos

    La moza se llamaba Milagros. Lo supe al mirar el cartelito que le colgaba sobre la teta izquierda. Seguido a eso, noté que debajo del ajustado uniforme azul se escondían dos tetas de muy buen tamaño, una cintura interesante y un culo apetecible. Eso no hizo más que aumentar mi estúpido odio hacia ella. Su mirada dejaba ver una perversión extrema, cargada de mucho morbo y curiosidad. Papá estaba congelado. Paseaba su mirada de mis ojos a los de ella como si estuviese mirando un partido de tenis. Yo solo podía mirarla a ella, toda diosa, arreglada, mientras me imaginaba a mí, en bolas, despeinada, transpirada y llena de leche. Éramos dos polos totalmente opuestos, sumado a que ella era la novedad para papá. Sentí que era yo quien tenía absolutamente todas las de perder.
    
    Papá fijó sus ojos en los míos, mientras me acariciaba la cara.
    
    ─¿Está todo bien? Si querés, nos vamos ─dijo casi en un susurro.
    
    Estuve a punto de decirle “sí, vamos”. Pero mi garganta se cerró y lo único que pude hacer es besarlo. Fue un beso ansioso, suave, pero acelerado. Casi que no llegué a notarlo, porque una mano deslizándose por mi espalda me hizo poner en alerta. Era Milagros, que, al parecer, había llegado hasta nosotros flotando. Interrumpí el beso y fijé mis ojos en los suyos. Ella sonrió y me besó de la manera más tierna del mundo. Sus labios eran finos y suaves, mientras que su lengua parecía una serpiente en llamas danzando adentro de mi boca. Sus pequeñas manos se aferraban, al mismo tiempo, a una de mis nalgas y a la pija de papá. Miré de reojo durante un segundo y vi como esa pija, que hasta hacia minutos era solo mía, se volvía a poner dura a causa de ella. Ella, ni lerda ni perezosa, abandonó mi boca y fue hacia la de papá. Sentí su nerviosismo al primer roce, pero el mismo se extinguió de inmediato.
    
    Me alejé por un momento lo más que pude y la escena que contemplé, por más que me resultaba algo incomoda, era totalmente excitante. una sensación de calor me invadió desde los pies hasta la nuca, haciéndome notar que lo único que me importaba era que papá la pase bien. Me acerqué a ellos y deslicé mi mano por la espalda de ella hasta su culo. Tenía muy buena forma y estaba duro. Lo acaricié por unos instantes y luego le pegué lo más fuerte que pude. Esto hizo que pusiera en pausa el beso y me mirara confundida. La tomé del brazo y la arrastré hacia mí. Le saqué la remera dejando al aire un par de tetas aprisionadas dentro de un corpiño un par de talles más chico.
    
    ─¿Te gustan, papi? ─pregunté.
    
    Él solo asintió con un movimiento de cabeza. Milagros se desprendió el corpiño, liberando unas tetas inmensas, naturales, bastante más grandes que las mías. Me puse detrás de ella y comencé a masajearlas, sin quitar los ojos de los de mi papá. Él estiró una mano y yo le pegué, haciéndole notar que no tenía que tocarlas. Obligué a Milagros a girar, pegando mis tetas a las suyas y volviendo a besarla. Mientras tanto, estiré mi mano en dirección a la pija de ...
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