1. La sensación de poder (y por ende, de sumisión)


    Fecha: 08/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: bomboncita, Fuente: CuentoRelatos

    ... tono bastante pedante apenas me saluda y me dice que solamente tiene unos minutos y que sea breve. Es guapo, muy guapo, alto, musculoso, pero su posición soberbia y fría me pareció lo más atrayente. Sacudo la cabeza y vuelvo a la realidad, veo con los ojos objetivos, el tipo es un imbécil y le digo que él fue quien me citó, yo no le había pedido esa reunión, así que no me apure y me diga si tiene tiempo o no, caso contrario me retiro. Baja un poco el tono y me pide que me siente por favor, accedo.
    
    Ni bien me siento, el recibe una llamada, aprovecho el momento para revisar mi celular (menos mal) el cual tenía una notificación de haber recibido un whatsapp, lo abro y era mi compañero de trabajo, quien me había escrito que habían conseguido la autorización que necesitábamos para avanzar el proyecto mediante otra persona, y que salga de ahí, que ya no necesitábamos a ese imbécil. Solamente sonreí, no respondí, pero sabía que ahora el control lo tenía yo, solamente que él no lo sabía.
    
    Cuelga su llamada y es su tono prepotente me pregunta que si traje la carpeta, claro que la tenía, se la paso siguiéndole el juego, ya que lo lógico hubiera sido dejar de perder el tiempo y retirarme, pero me gustó sentirme liberada de la presión, el tipo era un imbécil y me gustaba mucho físicamente y también su actitud porque normalmente tengo tipos que se portan demasiado aduladores para conseguir algo de mí, en este caso la indiferencia y prepotencia me resultaban hipnotizantes.
    
    Sabes bomboncita, es una carpeta muy larga, no se si me de el trabajo de leerla completa, necesito un estímulo. Entiendo, le dije, mientras me iba abriendo los botones de mi blazer, dejando al descubierto mi brasiere rojo, vamos directo al grano, te pondré sobre la mesa lo que te ofrezco a cambio de tu tiempo en analizar la carpeta. Me empecé a mojar, era totalmente innecesario lo que estaba haciendo, pero me excitó tanto ese juego de poder, que no podía evitar seguir, mientras lo miraba fijamente liberé mis pechos y los puse sobre el escritorio -debo aclarar que mis pechos son bastante grandes y se apoyaban perfectamente sobre el escritorio-, la coima estaba sobre la mesa, así lo sentí, esa era la intención en la que debía ser interpretado. Se acomodó nerviosamente sobre si silla y estiró sus brazos a través del escritorio hasta agarrar con sus dedos a manera de pinza mis pezones y empezó a halar de ellos firmemente, yo solo suspiré, era deliciosamente perverso, me ejercía presión, me dolía pero me encantaba, no aflojó la presión, empezó a apretar un poco más y a estrujarlos, mientras yo me quejaba y gemía. Se levantó, se acercó y empezó a chuparlos, yo inmóvil no hacía nada, solamente cerré los ojos mientras sentía que se llevaba mis tetas a su boca, mordía mis pezones y me raspaba con su barba que empezaba a crecer.
    
    Se detuvo y me preguntó que más tenía para poner sobre la mesa, entendí perfectamente la pregunta, me bajé el leggin dejando al descubierto mis nalgas blancas y ...