1. El viejo del parque.


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    ... abrir la puerta, ya volví a ver al viejo. El muy cabrón estaba esperando a que saliera, allí estaba mostrándome aquella enorme polla y aquellos tremendos huevos, me hacía señas con la cabeza para que le viera la tremenda polla y me acercase a él. Pero yo que sabía que no podía estar más tiempo, todo sofocado y excitado a más no poder, salí de aquellos aseos públicos como alma que lleva el diablo.
    
    Menos mal que había salido, porque justo nada más salir, el pastor alemán, ya empezaba a ir camino de la cafetería. Empezó a subir las escaleras esperando a que yo lo siguiese, era como si el que me acompañaba era él a mi y no yo a él.
    
    Nada más llegar a la cafetería, supe que el perro lo que había hecho era obedecer a la dueña, pues sin que yo supiese nada, ella nos estaba viendo desde la terraza de la cafetería, y al verme salir a mí de los aseos, con un silbato que tenía, al soplar este, el pastor alemán ya sabía que tenía que acudir a junto su dueña.
    
    Buff, menos mal que había salido pronto de los aseos, si no menuda papeleta con la que me habría encontrado sin saberlo.
    
    El caso es que yo seguía pensando en el viejo aquel, y la enorme polla que tenía el muy cabrón, no se me iba aquella imagen de la cabeza, es más cada vez yo estaba más caliente. Tenía mi polla tiesa y dura y a cada paso me encontraba más y más cachondo. Moría por volver junto al viejo y tocar aquella enorme polla con mis manos. Así que cuando ya había pasado un buen rato, le dije a la dueña que tenía que ir a un recado, que tenía que ir a ver si ya se podía encargar los libros, pues tenía que reservarlos. Así de esa manera, fue como luego de marchar de la cafetería, supuestamente para ir a ver si ya se podía reservar los libros para el nuevo curso, fue como volví a aquellos aseos públicos.
    
    Ahora sí, ahora iba con toda la intención del mundo, quería volver a ver al viejo aquel y poder agarrar y acariciarle aquella enorme polla, que no se me iba de la cabeza.
    
    Nada más llegar a los aseos, entré como una exhalación, no pasaría mucho más de una hora, iba todo nervioso, el estómago se me encogía y por todo el cuerpo me recorría una extraña sensación.
    
    Por suerte nada más entrar allí seguía el viejo, estaba tal y como lo había encontrado la primera vez, era como si me estuviera esperando. La suerte fue que, a aquellas horas, aún era muy pronto para que hubiera más gente, pues era la hora en la que todavía había en el parque muchos niños con sus padres y allí los encuentros homosexuales no empezaban hasta que empezaba a anochecer, y para eso aún faltaban cerca de 4 horas que era cuando empezaba a anochecer por esas fechas.
    
    El viejo, nada más verme ya me reconoció, esbozando una socarrona sonrisa mostraba sin inmutarse, orgulloso aquella enorme e hinchada verga que poseía, sabía muy bien que si yo había vuelto era por algo. Se la iba acariciando, deslizando su mano a todo lo largo, haciendo que esta se fuese descapullando, pudiéndose ver cómo brillaba aquel glande ...
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