Voyeur, el placer de espiar 43 - Relatos Eróticos

Voyeur, el placer de espiar 43

... se le bajarán los pajaritos que tenía en la cabeza.

Movió su cuerpo y me quedé en la cama, le costó levantarse, andar un par de pasos, realmente le había roto el culo, dolorida se arrodilló, "quiero ser tuya Paco, dime qué tengo que hacer para pertenecerte, y que me uses para tus caprichos sexuales, necesito ser tuya" me dijo rogándome, "nena estas loca, no sabes lo que dices" intente que se quitará de la cabeza esos pensamientos, "nadie me va a follar como tú lo has hecho en mi vida, se lo que haces con la tita Mary, si para hacerme gritar de placer tienes que hacerme lo mismo que a ella, hazlo, si ese es el pago por disfrutar de ti" me soltó sin pestañear, le conté todo lo que hacía con Mary, lo ocurrido en el viaje con todo lujo de detalles.

"Quiero ser tuya y si me quieres tratar igual lo acepto, dime que me falta para ser tuya, "está bien tú lo has querido, ve a la bañera y te arrodillas" le pedí. Por mucho que intenté quitarle las ganas, no pude, me había endiosado. Tenía unas ganas de mear terrible, y ella me esperaba dentro, "voy a mearte, después no habrá marcha atrás y serás mía, tu tía abrió su boca y saboreó mi orín, a ver si tú eres igual de zorra que ella, tu me dices, ¿quieres seguir con esto?" Le dije en un último intento de que borrará de su cabeza la idea de ser mi putita, "si por favor, méame, cágame, soy tuya, te pertenezco, méame ya".

Cogí mi polla y meé a mi hermana, de arriba a abajo, pelo, cara, con su boca bien abierta tragó parte del orín, mi orín caía por todo su cuerpo, sonriéndome. "Ahora ya soy tuya, tu puta, te adoro".

"Dúchate, perfúmate, y vístete que nos vamos" le dije dándole una minifalda de Encarna. "¿Dónde vamos Paco?"

Me preguntó intrigada. "Eres mi puta, tú lo has querido, así que voy a divertirme contigo".

Dejé una nota encima de la mesa, avisando a mis mujeres que iba a salir con Ana. Cenamos en una hamburguesería, ella estaba inquieta, "donde vamos después, dime qué vamos a hacer" me preguntaba en cierta manera preocupada, quizás pensaba que no era buena la idea someterse a mi. "Voy a comprobar que eres mía", tras cenar nos dirigimos a una discoteca de una localidad cercana, ya habíamos ido varias veces con nuestras parejas y ella conocía bien el local, dentro pedí un par de cubatas, y nos fuimos a un reservado, allí le metí mano besándola y magreándolas, "dame tus bragas, ella se puso frente a mí, metí mis manos bajo su faldas quitándole las bragas, "ves aquel chico rubio de allí, pues vas a ligártelo, y te voy a dar dos opciones, una se la vas a chupar y que se corra en tus pechos, y vuelves a mi sin limpiarte, o te lo follas y me traes el condón lleno de leche" le dije dándole un preservativo.

Ella me miraba incrédula, no creía que yo fuera capaz de compartirla, que sería sola mía y de Encarna, como lo era nuestra mujer, pero Elisa solo hay una, ni mi tía ni ella lo eran. "Pero yo no, no. ¿Porqué me haces esto?" Me dijo con cara de preocupación, "mira nena, tu has querido ser mía, ...