Solos en Vacaciones, Con dos Chilenos - Relatos Eróticos

Solos en Vacaciones, Con dos Chilenos

... me tocó, toda mi piel se erizó y él se dio cuenta.

Aún con su mano sobre la mía…, prosiguió... Bueno, el lugar está muy bueno, pero las mujeres…., e hizo una pausa.

Las mujeres que…, no te gustan ¿?, le pregunté retirando mi mano.

Claro que si, las mujeres de acá son espectaculares, son muy diferentes a las de San Felipe.

San Felipe ¿?..., pregunté.

Si…, San Felipe es la ciudad en donde vivimos, contestó el que estaba parado.

Me van a decir que no hay mujeres lindas en San Felipe…. ¿?

Si, por supuesto que las hay y muy hermosas, pero son diferentes…

Diferentes en que ¿?..., mujeres son mujeres, contesté.

La primera diferencia es que son muy recatadas, se visten de manera distinta, allá no muestran tanto como tu…, dijo mientras miraba mi escote y luego a mis piernas cruzadas.

Además San Felipe es un pueblo chico y todo el mundo se conoce, allá no podríamos estar haciendo esto… y los dos se miraron…

Haciendo que ¿?, no estamos haciendo nada malo… Al menos que estén pensando en otra cosa…, contesté esperando que avanzaran.

Dieron algunas vueltas antes de contestarme, es como que querían preguntarme algo y ninguno de los dos se animaba, hasta que con cierta inseguridad, el tipo volvió a agarrarme la mano y continuó…

No se…, estaba pensando en que nos podrías acompañar al hotel para conocernos un poco mejor….

Eso era exactamente lo que estaba esperando que dijeran…

Me paré…, de un solo trago tomé lo que quedaba en mi copa y ante sus miradas de asombro les dije… ¡vamos!….

Por la expresión de sus caras, me di cuenta que no esperaban que yo aceptara tan rápido y que fuera tan fácil, pero definitivamente había salido para pasarla bien y que mejor que con dos tipos que no iba a volver a ver en mi vida…, aunque eso nunca se sabe.

Caminamos hacia la salida, ellos me llevaban agarrada de ambos brazos, tal cual como la policía se lleva a un detenido…

A escasos metros de la puerta, estaba la fila de taxis esperando pasajeros y un muchachito a cambio de su propina nos abrió la puerta trasera.

El coche no era precisamente de los más grandes, así que íbamos bastante apretados. Ellos no sabían que hacer con sus manos y yo como poner mis piernas, como ya dije, el vestido era muy corto.

Finalmente ambos apoyaron sus manos sobre mis piernas esperando mi reacción, al darse cuenta que no los rechacé y que por el contrario me abrí de piernas, comenzaron a acariciarme.

Los tres íbamos callados y mirando hacia el frente, yo también quería tocarlos así que apoyé mi cartera en el piso y luego puse mis manos sobre ellos. En un par de ocasiones el conductor, un hombre bastante mayor, miró por el espejo retrovisor, pero al notar que lo estábamos viendo, dejó de hacerlo.

Durante todo el trayecto estuvieron acariciándome y aunque me había abierto totalmente para que me tocaran mas arriba, sus manos no fueron más allá de la parte alta de mis muslos, en cambio yo si llegué a acariciarles el bulto en un par de ...