Solos en Vacaciones, Con dos Chilenos - Relatos Eróticos

Solos en Vacaciones, Con dos Chilenos

Ese sábado después de estar con las dos, mi marido se quedó un rato en la pileta y luego se fue a acostar, había sido demasiado para él, toda una hazaña diría yo.

Marcela se quedó conmigo charlando y tomando mate hasta el anochecer, varias veces trató de comunicarse con Héctor para que fuera a buscarla, pero su teléfono estaba apagado así que finalmente pidió un coche y se fue.

Me quedé sola y aburrida, pensando en que podía hacer. La verdad tenía ganas de salir, de divertirme, no quería quedarme sola…, incluso le había dicho a Marcela para ir a algún lado juntas, pero no quiso.

Llamé a Lucas y no contestó mi llamada, luego me envió un mensaje diciendo que no podía hablar, que estaba en casa de sus suegros con toda su familia.

Al principio me molestó, ya que me había hecho a la idea de estar con él, pero enseguida se me pasó, no debía de ser egoísta, en definitiva él tiene su vida y yo la mía.

No llamé a nadie más, subí a bañarme y mientras lo hacía me puse a pensar en las diferentes opciones, definitivamente no me iba a quedar en casa.

Salí del baño, mi marido estaba profundamente dormido y ahí tomé la decisión de a donde ir… Me estaba maquillando cuando vino a mi mente un Resto Bar, al que había ido varias veces con las chicas, pero nunca sola.

Me puse ropa interior de encaje muy sugestiva, un vestido de Lycra negro, corto y ajustado, que dicho sea de paso hacía varios años que no usaba y para completar el atuendo…, zapatos de tacos altos.

Cuando terminé de vestirme me miré en el espejo…, me encantó como me veía, pero honestamente parecía una trola.

Ya toda producida y sin avisarle a mi marido, salí de casa a las 10 de la noche. Le estaba por escribir una nota cuando escuché la bocina del Uber, así que finalmente no lo hice.

Cuando llegué al Resto estaba a full, predominaban las mujeres y hombres solos, que al igual que yo, iban a ver a quien se levantaban. Ese lugar se caracteriza por eso, es ideal para la trampa.

Si bien había algunas mesas disponibles, preferí instalarme en la barra en donde podía tener un mayor dominio de la situación.

Pedí una piña colada con Vodka, me encanta el Vodka. Le dí el primer sorbo y me puse a mirar a mi alrededor, había mucho para elegir…, chicos jóvenes, hombres de mi edad y también mayores.

Los buitres revoloteaban en busca de alguna presa que se dejara comer y no tardaron en caerme.

El primero en acercarse fue un tipo mayor, calculo que de unos 50 años. Por su ropa, su reloj y la cadena que colgaba de su cuello, se notaba que tenía mucho dinero. Le corté el rostro de inmediato ya que el muy descarado se paró junto a mi diciendo…

Hola hermosa, cuanto cobras por toda la noche ¿?

Que te pasa…, por quien me tomaste ¿?…, le contesté.

Soy puta pero no de las que cobran…, viejo baboso…., pensé en ese momento, sin decirlo claro, mientras él se alejaba.

Luego un muchacho de no mas de 30 años se sentó a mi lado, preguntando antes si podía acompañarme…, muy educado ...