La marquesa del amor - Relatos Eróticos

La marquesa del amor

Yo soy de Perú, había llegado a Madrid supuestamente de turismo por tres meses, que es lo que decía el visado del pasaporte. Mediante unos amigos encontré un alojamiento a bajo precio, pequeño en el barrio de Chamartin, mis primeros días se centraron en visitar el Museo del Prado, los monumentos del Centro, el Palacio Real,, las tiendas de la Gran Vía, el Corte Inglés de Callao y demás. Los siguientes días me dediqué a la periferia de Madrid, El Monasterio del Escorial, el Castillo de Manzanares el Real, el Palacio de Aranjuez, La Granja de Segovia y la ciudad de Toledo entre otras.

La Segunda semana decidí tomar el tren con destino a Sevilla, en Ave el viaje de dos horas y media, visita a la ciudad, la Giralda, Parque de Maria Luisa, Plaza España y comida a las orillas de Río Guadalquivir, paseo en barco, y viaje de vuelta a las ocho de la tarde, fué en este viaje, donde conocí a un chico más o menos de mi edad, yo tenía 25 años, en cuanto nos sentamos empezamos a hablar, una cosa llevó a otra, le conté que yo era médico especialista en Ginecologia, con plaza en un hospital de Lima, que por mi buena calificación en la graduación de la especialidad, mis padres me habían regalado un viaje a España, yo tenia novia en Perú, él me dijo que era abogado, su padre dirigía un despacho de abogados donde él estaba empezando a trabajar, tenía novia también abogada, y que su abuela estaba en rehabilitación después de un accidente cerebro vascular, era viuda de un Marqués, fallecido hacia poco tiempo, por lo que su hijo, es decir el padre de mi nuevo amigo, aún no había reclamado el título para sí.

En medio de la conversación resultó que él también vivía en Chamartin en el piso de sus padres, muy cerca del de su abuela, quien vivía atendida por tres asistentas las veinticuatro horas del día. Hablando y hablando llegamos a Madrid, en dos horas y media nos habíamos hecho grandes amigos, tanto que él se ofreció a llevarme en su coche que estaba en el parking de la estación de Atocha, él también había ido a Sevilla por la mañana por trabajo, así que subimos al coche y nos dirigimos a Chamartin; la casa donde yo estaba alojado quedaba a solo cuatro calles de la suya y la de su abuela. Durante el viaje en coche, recibió una llamada de su padre, diciendole que por favor se pase por la casa de su abuela, que la asistenta de la noche se había puesto indispuesta, y había que atender a la abuela antes de dormir.

Como no teníamos equipaje ni él ni yo, me preguntó si no me importaba acompañarlo a casa de su abuela, le dije que por supuesto que no, así que nos dirigimos a ello. Al llevar a casa de la abuela, inmediatamente apareció la asistenta de la noche con lágrimas en los ojos, tenía la cara morada, no podía ni hablar bien, entre sollozos nos enseñó la cara y los brazos con moretones que le habia hecho la señora, yo trataba de calmarla, era una mujer de unos cincuenta y pocos años, mientras mi amigo fue directamente a la habitación de su abuela, que andaba ...