1. Mi estreno


    Fecha: 04/09/2024, Categorías: Gays Autor: pedrope, Fuente: SexoSinTabues30

    Ocurrió en uno de nuestros últimos días de veraneo, en el hotel.
    
    Las vacaciones tocaban a su fin. Y menos mal, puesto que ya empezaba a sentirme un poco harto de tantas mañanas de playa, tardes en la piscina y cenas a base de comida incomestible por cortesía de la gerencia del establecimiento. Todo me provocaba aversión. Recuerdo que, de mero aburrimiento, sólo deseaba volver a casa.
    
    Por la tarde apenas me bañé.
    
    Hacía mucho calor, sudaba. Subí al cuarto, definitivamente hastiado. Mi madre había salido a visitar un museo con alguna amiga, también cliente del hotel y ya nos dijo que no volvería hasta muy tarde. En la suite el aire acondicionado estaba en funcionamiento, pero yo tenía calor. Ardía. Me quité el bañador en el salón, y desnudo, sentí que me ahogaba ya que la canícula me devoraba. Fui al baño. Mi cuerpo clamaba por una ducha bien fría. Cuando abrí el grifo me sentí cachondo, ya no sé por qué motivo. Pronto tuve una erección. Me toqué, y pensé que podría hacerme una paja. En eso estaba cuando acudió a mi mente una idea absurda: a mis 16 años yo todavía era virgen. ¿Qué les contaría a mis compañeros del instituto al empezar las clases, tras las vacaciones? Les diría que ya lo había hecho, que ya era un hombre. Pero éso sería mentira. Pronto la excitación se desvaneció y mi pene se puso flácido. Volví al salón pensando que ya era hora de estrenarme, de dejar de ser virgen, de probar mi adolescente hombría. No quería seguir siendo virgen toda mi vida. Pero lo cierto es que durante estas vacaciones apenes habían tenido tiempo de conocer a ninguna chica y estar a solas con ella. Durante aquel periodo vacacional los días había transcurrido con y junto a mis padres. Ni una sola oportunidad había tenido de relacionarme con el sexo opuesto. Un tanto frustrado, me dirigí a mi recámara, pero cuando pasé frente a la de mi padre, cuya puerta estaba totalmente abierta, le vi a él recostado de espaldas, todo espatarrado, con las piernas abiertas. Roncaba levemente y estaba desnudo. Mi papá a sus 38 años seguía pareciendo un adolescente, con su cuerpo bien fibrado, y se mantenía en bastante en forma: tenis y fútbol son sus deportes favoritos, que muchas veces hemos practicado juntos. De su desnudez me llamó pronto la atención sus fuertes y velludas piernas, así como sus glúteos, su culo prieto: éste parecía subir y bajar con un ritmo acompasado a su respiración. Mi tranca volvió a apuntar al techo en un segundo. Es algo que aún no me explico. El hecho de verle ahí, desnudo, echándose una siesta… lo empezó todo. Mis hormonas echaron el resto, supongo. La testosterona debió dispararse sin importarme los lazos familiares. Supongo que yo era solamente un crío, aún no era un hombre; pero en cambio yo me sentía más como un muchacho virgen que deseaba desesperadamente dejar de serlo.
    
    Entré en su recámara y aún no sé cómo pude hacerlo, pero el caso es que me senté a un lado de la cama con la vista clavada en su culo, su culo redondo y peludo con su ...
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