Kepa y Kike - Relatos Eróticos

Kepa y Kike

... misma.

Follaron durante un buen rato. Los dos penetraron y fueron penetrados. No hubo problemas, ya que actuaron como si se supiesen el protocolo del buen hacer de memoria y dieron mucha importancia a los momentos iniciales, para lograr una buena dilatación de la zona anal de cada uno de ellos. Cuando la penetración se había consolidado, primero con dedos, después con juguetes y finalmente con sus propias pollas, era el momento de actuar con un poco más de “furor”, consiguiendo momentos de mucha intensidad y excitación; y mucho ajetreo de entradas y salidas y de velocidades lentas, rápidas y potentes. Probaron y disfrutaron con diferentes posturas, tratando la mayor parte de las veces de “chocar” y rozar la próstata del receptor, cosa que producía los mayores momentos de excitación y de placer.

Tuvieron varios orgasmos cada uno y, a pesar de utilizar condones y por motivos de higiene, ninguna de sus eyaculaciones fueron en sus respectivas bocas.

Si bien es cierto, que tras asear nuevamente sus pollas y anos, se lanzaron como locos a acariciar, chupar, besar y morder esos “instrumentos de pasión” a veces desconocidos, otras rechazados sin más argumentación que la negación por la negación, otras veces vilipendiados y finalmente, aceptados con normalidad, con ansiedad, con pasión y con lujuria, cuando los prejuicios morales e incluso estéticos impuestos por una sociedad castrante y represora hacia el sexo en general y especialmente hacia el sexo entre hombres en particular, son desterrados del imaginario personal de cada cual y puestos en valor como lo que realmente son en dicha relación sexual entre hombres, a saber: dos elementos de excitación, de diversión y de placer.

Pasadas las 02,00 horas de la madrugada se quedaron dormidos el uno junto al otro, hasta que a las 09,00 horas, tal y como lo había solicitado Kike, el servicio de habitaciones les despertó y les anunció la inminente llegada del desayuno a su “caótica” habitación.

Tras desayunar opíparamente, decidieron que hasta las 12,00 horas, no salían de la habitación, que para eso la habían pagado. Se ducharon y con los cuerpos bien limpios, se volvieron a tumbar encima de la cama. Hablaron, se contaron muchas cosas de sus vidas, de sus relaciones con Ikerne en el caso de Kike y con Laura, Mari Jose y Agurtzane en el de Kepa. Y de las recientes experiencias que Kike había tenido con otros dos hombres en ese verano que ya se estaba convirtiendo en otoño.

A la primera insinuación por parte de Kike, Kepa respondió como un resorte al que le acabaran de quitar el freno. Volvieron a hacer de todo, como la pasada noche; cuando sudorosos, exhaustos y pringados de sus diversos fluidos corporales, terminaron sus ajetreos propiamente sexuales, se dieron un abrazo y así permanecieron durante unos cuantos minutos, que les parecieron tan satisfactorios o más, que las dos horas de sexo desenfrenado que acababan de protagonizar.

Kike, muy previsor, había llevado un segundo casco de moto ...