1. La sobrina de mi mujer parte 2


    Fecha: 31/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Marioal, Fuente: TodoRelatos

    Me despertó la suave lengua de Julia, lamiéndome la polla con avidez, desde los huevos hasta el glande. Me miraba con esos ojos verdes y con una sonrisa de triunfo me dijo:
    
    -Tío, tal y como me dijiste, te como la polla al despertar.
    
    -Muy bien, así me gusta que me obezcas, eres mi putita.
    
    -Si, soy tu esclava y tu zorra, haré lo que me mandes.
    
    Se trago la polla y subía y bajaba con violencia, aguantando las arcadas que la venían. Se llevó la mano al coñito pero se la aparté.
    
    -No te he dicho que te masturbes aún, sigue tragando y las manitas a la espalda.
    
    Obedeció, sin una sola queja.
    
    Sonó mi móvil y lo cogí, era una videollamada de mi mujer.
    
    -Hola cariño, como estas la dije.
    
    -Hola cielo, que haces?
    
    -Pues aquí con tu sobrina, recién levantados, está ocupada ahora mismo.
    
    -Y eso? Dijo picaronamente con una sonrisa en la boca.
    
    La mostré como Julia se afanaba en mi polla.
    
    -No me jodas, tan temprano a la niña la tienes trabajando. Espera, mantén la cámara frontal y mira.
    
    Hubo un vaivén de su cámara y apareció su coño, estaba chorreando.
    
    -Como me habéis puesto. Quiero ver como te monta esa putilla.
    
    -Ya has oído Julia, tu tía quiere ver como me follas.
    
    Julia se montó encima y empezó a cabalgar como una posesa.
    
    Mi mujer se empezó a pajear a conciencia.
    
    No duro mucho la cosa, casi al unísono nos corrimos los tres.
    
    -Uff, como me ha gustado, estoy deseando de volver el lunes.
    
    -Esta noche la tengo preparada una sorpresita a la niña.
    
    -Ay, tus sorpresas, no te pases con la niña.
    
    -Nada que no la apetezca, verdad Julia?
    
    -Si Tío, ahora soy tu putilla, haré lo que me mandes.
    
    -Anda que niña más obediente, estoy deseando que me comas la raja peque.
    
    -Claro que si Tía.
    
    Nos despedimos y Julia fue a limpiarse, cuando salió del aseo, empezó a vestirse.
    
    -No, Julia, no te vistas, estarás desnuda todo el día. Cuando yo te diga te pondrás la ropa que yo te ponga aquí, encima de la cama, ya te avisaré.
    
    -Si, Tío.
    
    Así transcurrió el día, ella desnuda. Había abierto las cortinas de todas las ventanas, y ella, pizpireta recorría la casa sin rubor.
    
    Llegaba la noche y los invitados iban a llegar, llamé a Julia, la mandé hacerse dos trenzas que cayeran sobre sus hombros.
    
    Preparé con mimo la ropa en la cama y la llamé para verla vestir.
    
    Antes la lubriqué bien su ojete y la puse un dildo en el culo que terminaba con un corazón.
    
    Primero se puso unas braguitas rosas, una camisa blanca y una falda que la llegaba a mitad de los muslos, color azul marino. Unos calcetines de encaje blanco y unos zapatos a juego con la falda con ligero tacón. La permití solo pintarse los labios con un rosa muy tenue.
    
    La puse una copita de brandy, estaba nerviosa.
    
    -No te preocupes, yo cuido de tí, si en algún momento estás incómoda grita la palabra ámbar y haré que todo pare.
    
    Eso la reconfortó, no dejaba de ser una niña en cosas de adultos.
    
    Sonó el timbre. En la puerta estaba el chico de la oficina y ...
«1234...»