1. Una familia muy unida II


    Fecha: 30/08/2024, Categorías: Incesto Autor: El Escriba, Fuente: TodoRelatos

    ... excesivo, o te sentiste incómodo. Tampoco yo he querido sacar el tema. Sé que nuestra forma de entender el sexo es algo muy personal, y no tiene por qué gustar a todo el mundo.
    
    - No te preocupes. No me he asustado, para nada. Y pienso que, si a vosotros os gusta, os sentís bien y tenéis así todo el placer que deseáis, no soy nadie para criticarlo o no verlo bien. Es más, me gustó.
    
    - Me alegra mucho que te gustara.
    
    - Sólo le encuentro un problema a vuestra relación y a lo que acordamos tú y yo –le dije pensativo.
    
    - Tú me dirás…
    
    - En primer lugar yo no formo parte de tu familia, por lo que digamos que no sé si puedo optar a participar de vuestras… fiestas familiares. Y, en segundo lugar, acordamos que yo sería un mero invitado, tomaría notas para escribir una novela, pero no participaría. Es cierto que la otra noche sí acabé participando, pero sólo por qué me invitaste a hacerlo. Si voy a volver a ser invitado a vuestras reuniones, esa parte del acuerdo puede resultar un problema.
    
    Yasmín se levantó, dio tres pasos hasta llegar a la puerta, y cerró con llave, bloqueando su apertura. Volvió sobre sus pasos y, rodeando la mesa, llegó hasta mi sillón, se inclinó sobre mi y me dio a probar, por primera vez, el sabor de su boca. Posó sus labios sobre los míos. Labios suaves, carnosos y húmedos, a la vez que su lengua fue apareciendo poco a poco, como con cierta timidez, para acabar llenando con ella mi boca y atrapar mi propia lengua con la suya.
    
    Ante semejante situación mis manos no pudieron, ni quisieron, permanecer quietas: agarré a Yasmín por su cintura y las fui deslizando poco a poco a su precioso e insinuante culo. Se lo palpé y amasé con verdadera pasión y ganas. Su culo era muy redondo, ligeramente respingón y con la dureza perfecta: ni demasiado blando ni demasiado duro como para parecer que estaba tocándole a un culturista.
    
    Nuestras bocas terminaron de conocerse, a la vez que sus manos fueron desabrochando cada botón de mi camisa para, a continuación, acariciar mi pecho y mis pezones con sus suaves manos. La excitación se apoderó de mi polla, que comenzó a crecer bajo mi ropa interior y pantalón, pidiendo a gritos ser liberada.
    
    Como pude desabroché también los botones de su camisa, para acercarme más al contacto con sus pechos, preciosos y tentadores, aunque aún bajo la protección del sujetador.
    
    Durante unos segundos nuestras bocas se separaron, más para coger aire que por otra cosa, momento que aproveché para acabar de deshacerme de la camisa, mientras Yasmín hizo lo propio con la suya y con el sujetador: ante mi sus deliciosos pechos, con los pezones apuntándome directamente a la cara.
    
    Volví a sujetarla por la cintura, tirando de ella contra mi, hasta acercar sus tetas a mi boca. Uno de sus pezones, grueso y duro, llenó mi boca cuando lo succioné con ganas, arrancando de la garganta de Yasmín un primer gemido de placer, que intentó ahogar para no dar señales en el exterior de mi despacho de lo que allí estaba ...
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