Una familia muy unida II - Relatos Eróticos

Una familia muy unida II

Transcurrieron varios días desde aquella noche con Yasmin y Yadire en la habitación de un hotel. Sin duda, Yasmín no me mintió cuando me dijo que, tanto ella como su familia, al menos su prima Yadire, no vivían su sexualidad del modo ortodoxo que la sociedad espera.

A pesar de trabajar en el mismo lugar, y de vernos a diario, la relación entre nosotros no había cambiado: seguíamos siendo buenos compañeros que los viernes se quedaban un buen rato después de trabajar, para tomar algo y divertirse de forma relajada y distendida. Pero en mi cabeza no dejaba de dar vueltas la idea de acercarme más a Yasmín, conocerla más y, por que no, tratar de follar con ella, pues en aquella primera noche ni siquiera la toqué. Ambos nos dedicamos miradas cómplices y disfrutamos de los favores de Yadire, pero nada más.

Un buen día se me brindó una oportunidad para que la situación cambiase. Matilde, mi secretaria, tuvo un problema de salud que la obligó a ser intervenida quirúrgicamente de urgencia, lo que le provocó una baja laboral que, posiblemente, iba a ser larga.

Sin pensarlo dos veces llamé al Departamento de Personal y pedí que fuera Yasmín quién sustituyera a Matilde. En principio se opusieron, alegando que Yasmín era aún muy nueva en la empresa y no conocía a fondo todo su funcionamiento. A ello le rebatí casi con el mismo argumento: si es nueva me viene mejor, pues podré moldearla a mis necesidades de forma más sencilla a lo que podría hacer si me mandáis a una persona que lleve mucho tiempo en la empresa, pues tendrá más vicios de trabajo adquiridos y será más difícil de moldear a mi gusto.

Mi tesis prosperó, y de inmediato avisaron a Yasmín de que cambiaba de Departamento, debía ponerse a mis órdenes.

Un rato antes de la hora de la comida, llamaron a la puerta de mi despacho.

- Adelante –dije.

- Buenos días, Daniel –me respondió Yasmín tras abrir la puerta.

- Hola Yasmín, buenos días. Pasa no te quedes ahí.

Yasmín pasó y cerró la puerta. Vestía un traje de chaqueta y pantalón, súper ajustado, con camisa blanca con bastante escote. Su piel morena contrastaba perfectamente con el blanco de la camisa, haciéndola muy atractiva. La sonrisa nunca se borraba de su boca.

- Siéntate, por favor –le dije tras examinar su cuerpo con descaro.

- Gracias –respondió mientras tomaba asiento.

- Supongo que te han hecho venir desde personal –le dije.

- Sí, me han dicho que debo ponerme a tus órdenes.

- Sí, así es. Matilde va a tener una baja muy larga, y he pensado en ti. ¿Tienes experiencia como secretaria?

- No exactamente, pero seguro que podremos hacer cosas juntos que no has hecho con Matilde –respondió con su más pícara mirada.

- Estoy seguro de que ambos aprenderemos y nos podremos aportar muchas cosas con esta relación.

- Estoy segura de que así será.

- Por cierto, no hemos hablado nada del tema después de lo que sucedió hace unos días en el hotel.

- No, no hemos hablado nada. No sé si es que te pareció ...