Reunión navideña (Capítulo 1) - Relatos Eróticos

Reunión navideña (Capítulo 1)

... convivencia será imposible… se que saltará todo por los aires en la primera ocasión… - Hablaba entre sollozos sin poder controlar ya el llanto

En este momento ya habíamos llegado al puerto donde recogeríamos a sus abuelos, los cuales habían estado de crucero y habían coordinado su última escala en Mallorca para la ocasión. Tenía que tratar de tranquilizarla y animarla antes de que la vieran en este estado. Lo último que necesitaba era que su estricto abuelo malpensara sobre nuestra relación…

- Mi abuelo y mi madre salen mañana en coche desde Segovia para Denia… ¿Por que no recogen a tus padres en Madrid, hacen el viaje juntos y vienen en Ferry? Mi madre ya tiene reservada la plaza para el coche… ¿Y lo bien que se lo van a pasar en un viaje en carretera de 5h? – dije irónicamente - ¿Tendrán tiempo de empezar y acabar la guerra civil y, o se matan por el camino o se hacen amigos…

- No es mala idea… al menos nos salvaremos del primer impacto… - decía sonriendo mientras trataba de frenar las lagrimas

- Claro, además… al final casi mejor así… hoy vienen tus abuelos y podremos atenderles bien y dejarlos tranquilos sobre nuestra forma de vida… Tu abuelo quedará tranquilo al ver que no vives en una chabola… - dije en tono socarrón – Mañana a última hora llegan en ferry tus padres, mi madre y mi abuelo y podemos hacerles la misma ruta turística que hoy a tus abuelos… y el viernes ya aparecerán nuestros hermanos con las aguas tranquilas… es lo mejor. Obviamente, van a pasar momentos tensos en el coche y en el ferry pero, egoístamente hablando, nosotros podremos sobrellevar la arremetida de cada uno en tiempo y en la forma adecuada…

- Sí… además, ya son mayorcitos todos… no podemos estar pendientes de si se ofenden o dejan de ofenderse… nosotros somos felices y ellos tendrán que adaptarse a nuestra casa – dijo mientras se acercaba y me besaba dulcemente.

La tensión y el nerviosismo de los últimos días nos habían pasado factura y ahora habíamos encontrado un momento de calma el uno con el otro…

Habíamos aparcado en el garaje público tras la entrada al puerto y la oscuridad de la madrugada nos envolvía cuando Noelia posó su mano en mi bragueta y yo le correspondí acariciando su terso pecho metiendo mi mano por el interior de su abrigo. Mientras ella abría el botón y la cremallera de mis pantalones buscando su premio mi mano ya había desabrochado algunos botones de su camisa, había serpenteado entre su sujetador buscando el tacto de su piel y me encontraba recorriendo la aureola y el pezón de su pecho izquierdo.

A estas alturas los cristales del coche ya estaban totalmente empañados lo que nos permitían aún más libertad de movimiento. Noelia había liberado mi polla de su prisión, la cual había saltado al sujetar el elástico del calzoncillo y ahora pasaba los dedos por la cabeza humedeciendo la misma con el propio liquido preseminal que comenzaba a rebosar… Yo, por mi parte, había pasado a acariciar la parte interior de su muslo ...