1. El cliente de mamá// cap. 5


    Fecha: 30/08/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... es que hasta en eso me parezco a mi padre. ¿En lo pervertido? ¿En lo caliente? ¿O en lo vergudo?
    
    —Quítate las manos de encima, Erik, y también retírate la falda de cuero —me dice de pronto con una voz siniestra, y mis ojos se abren como platos.
    
    —¿Qué? ¿Por qué?
    
    Siento un hormigueo en los testículos que me va subiendo poco a poco hasta mi pubis.
    
    —Quiero ver lo que ocultas.
    
    Sus ojos orientales se iluminan de repente. Los pálpitos de mi pecho suenan en mis orejas. Mis manos tiemblan sobre mi erección.
    
    —¿Te has vuelto loca…? —No entiendo por qué razón me está pidiendo algo tan turbio. Si se trata de burlarse de mí no tiene gracia, ¡joder!—. ¿Cómo crees… mad…re… que te voy a mostrar… mi… “deste”… en estado de erección? No, no, ¡que puta vergüenza!
    
    —¿Vergüenza por qué?
    
    —¡Como que por qué, Akira! ¡Tengo una erección de infierno…! ¿Cómo te la voy a enseñar precisamente a… ti…?
    
    Mi madre se atusa el cabello. Estira nuevamente sus piernas en todo lo largo de la cama, y noto que uno de sus talones roza genuinamente mi pierna. Sus pequeños dedos de los pies destacan por lo perfectos que son. Sus empeines impolutos hacen juego con sus pies.
    
    Miro sus piernas gordas blanquecinas y poco a poco subo mi vista hasta que llego de nuevo a sus pechos… sus ricas areolas coronándolas, sus obscenos pezones puntiagudos… esos sensuales encajes que transparentan lo que ocultan debajo.
    
    —¿Sabes por qué tienes esa erección, hijo? Es porque tienes una sensación de adrenalina al estar yo frente a ti. De alguna manera te estoy mirando y esto te genera incomodidad, pero al mismo tiempo... te genera adrenalina. Esa erección bajará cuando entiendas que para mí no es ningún problema vértela, así como para ti no debería de suponer ningún problema verme… en ropa interior. Entre otras cosas, porque ni tú ni yo, que somos madre e hijo, tenemos esa clase de… admiración o deseo, ¿me explico?
    
    Yo sólo la observo. La escucho. Trato de entenderla.
    
    —Es imposible que un hijo pueda sentir morbo por su madre, ¿verdad, Erik?
    
    —A…já… —respondo sin ser consciente de lo que digo.
    
    —¿Lo ves? Entonces no hay morbo tuyo hacia mí en esa erección que tienes mi vida. No la hay porque genéticamente es imposible que tú pudieras sentir deseo de “ese tipo” porque soy tu madre. ¿O me equivoco?
    
    —Sí, obvio… que no tengo la erección por ti… —intento defenderme, porque confesar que ella realmente es la responsable de mi bulto sólo me dejaría ante sí como un perfecto maniático—. Es como dices… la adrenalina… de que me estás viendo… pero, aun así…
    
    —¿Lo ves, mi vida? —sonríe ella, como si enverdad hubiésemos encontrado la manera de terminar con mi erección—. Entonces arreglemos esto como adultos. Déjame mirarte la erección en tu pantalón y verás cómo se te baja.
    
    —Ehhhh —mi corazón está machacándome por dentro. No puedo creer lo que me está pidiendo. Siento otro hormigueo en los testículos que poco a poco va subiendo como fuego hasta mi glande—… es que… me da ...
«1...345...13»