1. Mi jefe me convirtió en su esclava


    Fecha: 24/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: rominasumisa, Fuente: CuentoRelatos

    Quizá debí negarme o actuar de otra manera, pero no lo hice y ahora la cosa ya no tiene remedio. Como decía mi padre, a lo hecho pecho… pero será mejor que empiece desde el principio y de una manera coherente.
    
    Me llamo Romina y tengo 23 años.
    
    Hace unos cuatro meses que entré a trabajar en una gran empresa de marketing y telecomunicaciones en calidad de administrativa.
    
    Y apenas llevaba dos semanas cuando uno de los ejecutivos que iban de aquí para allá, sin duda se fijó en mí y debió gustarle lo que veía, pues al día siguiente me ascendieron a secretaria de dirección, con el consiguiente aumento de sueldo y mejores condiciones.
    
    Yo no me había caído del guindo y sabía que mis méritos eran mi lozana y joven hermosura y mi sexi atractivo, pues sin ser una top model la verdad era que destacaba bastante entre las demás mujeres de la empresa.
    
    Ya al segundo día de mi nuevo rango, Teco, mi nuevo jefe, empezó a lanzarme miradas indisimuladas de deseo y a tirarme los tejos de manera más o menos descarada.
    
    Aunque sabía que era un hombre casado, o quizás por ello, yo me dejé seducir sin oponer demasiadas trabas.
    
    A pesar de tener cuarenta y pocos años, era un hombre muy atractivo, y yo, sin considerarme una devora hombres, tampoco soy una mojigata y aquel apuesto y decidido hombre me gustaba.
    
    Quizás debí hacer caso al viejo refrán aquel que dice "donde tengas la olla no metas la… cuchara". Pero hice caso omiso y a la semana ya éramos amantes.
    
    Fue una época maravillosa y fascinante, repleta de viajes de negocios en los que yo invariablemente le acompañaba. De espectáculos nocturnos, de viajes en primera clase y con todo lujo, de restaurantes de cinco tenedores y de suites en los mejores hoteles.
    
    Me parecía vivir en medio de un sueño del que no quería despertar, pero inevitablemente más dura fue la caída.
    
    Ocurrió a finales de octubre, Teco y yo nos encontrábamos en nuestra suite y acabábamos de hacer apasionadamente el amor cuando sonaron unos discretos golpes en la puerta.
    
    Teco mientras se ponía una bata me explicó en pocas palabras que sin duda eran unos clientes que venían a ultimar los detalles de una costosa operación. Que eran viejos conocidos de toda confianza y que no hacía falta que me vistiera, que con una bata bastaría para el informal momento.
    
    Yo, ajena a lo que se me venía encima, no sospeché nada y así lo hice, me puse una sensual bata de estilo chino que dejaba adivinar mis encantos pues era de muy fino tejido y salí al salón donde dos hombres conversaban ya con mi jefe tomando sendos whiskies.
    
    La conversación pronto pasó de ser social y a hablar de temas intrascendentes para pasar a temas relacionados con el trabajo y con el tema que nos había llevado a esa ciudad, y entre un whisky tras otro del que yo también daba buena cuanta pese a no ser una gran bebedora, aquellos hombres trataban de complicados asuntos de los cuales yo tomaba notas apresuradamente.
    
    En un momento dado Teco se dio cuenta de que ...
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