1. CUANDO GABRIEL REENCONTRÓ A MERCEDES


    Fecha: 16/08/2024, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... hablar del peluquín!
    
    ¡Ni hablar de no irme contigo! Y no te pongas tonto que ya sabes que te puedo… (
    
    Mercedes se echó a reír en las narices de su hermano, de la forma más descarada que uno se pueda imaginar
    
    ) Porque, vamos a ver, ¿cuánto tiempo aguantarías a tu querida hermanita, llorosa y lacrimosa, haciendo pucheros minuto sí, minuto también? Reconócelo mi querido hermanito, lo que las coplas de la zarabanda; al momento, rendidito a mis pies diciéndome: “Lo que tú quieras Mercedes; lo que tú digas, hermanita querida”… ¡Que son muchos años de “mili”, hermano, y te tengo ya más “guipao” que Sancho Panza a D. Quijote
    
    Mercedes siguió riendo a mandíbula batiente, en tanto Gabriel bajaba todavía más la cabeza, rojo como un tomate y totalmente desarmado ante su hermana, pues ésta tenía razón; siempre, siempre, por finales, ella había hecho lo que le daba la gana y él lo que ella quería… Esa era su mayor cruz, saber que nunca, nunca, ella dejaría de dominarle a su antojo
    
    Entre tanto Mercedes dejó de reír, centrándose en mirarle a él fijamente; con celo e intensidad, envolviendo a su hermano en esa mirada más escudriñadora que otra cosa, con lo que la poca seguridad que a Gabriel le quedaba se iba esfumando a marchas forzadas.
    
    ¿Por qué te fuiste como te fuiste?... Entonces, hace catorce años…
    
    ¿Y cómo me fui?
    
    Sin una explicación… Sin una palabra… Sin hablar primero conmigo…
    
    ¿Y qué tenía que hablar contigo?... Sencillamente, no podía seguir en casa… No… No hablemos de eso ahora… Es el pasado, el ayer…. Ya no importa… Pasó y bien pasado está… Olvidémoslo; olvídalo hermanita… Era, fue, una locura… Y las locuras mejor olvidarlas… Más, si su recuerdo desagrada…
    
    Fue una pena que, antes de irte,
    
    no hablaras conmigo… Podrían haberse evitado tantas cosas…
    
    Mercedes, de verdad; por favor cariño. Déjalo, déjalo por favor, por Dios… Olvídalo… Olvidemos el ayer… Es doloroso… Doloroso para todos… Doloroso para papá, para mamá… Doloroso para ti; doloroso para mí…
    
    ¡No quiero dejarlo!... Y menos todavía, olvidarlo
    
    Según hablaba, Mercedes se iba enardeciendo. Las mejillas se le coloreaban, más y más, a medida que hablaba; las aletas de la nariz le temblaban al compás que la tensión arterial marcaba al subirle. Y todo esto sin cesar de hablar
    
    Aquel día, cuando nos juntamos en el jardincillo de abajo, donde te refugias últimamente, me preguntaste qué te contestaría si me dijeras que me quieres bastante más que como a una hermana; yo dije que si eso me lo decías te diría que estabas loco. Sí, loco por querer, desear un imposible… Una aberración incluso. Pues bien, ¿sabes una cosa?... Que yo también estoy loca, tan loca como tú… Por querer, desear, yo también ese mismo imposible. Cariño mío, soy víctima de la misma aberración que a ti te aqueja… Te quiero hermano, y no sólo como tu hermana, sino como mujer, la mujer que soy.
    
    Ahora sí que Gabriel no sabía si soñaba, estaba despierto o qué narices le pasaba, pues lo que escuchaba ...
«12...8910...17»