1. Respondo 1 anuncio de trabajo bastante especial 3


    Fecha: 24/09/2019, Categorías: Hetero Autor: kittysumise79, Fuente: TodoRelatos

    ... bailar.
    
    —Necesito... —Señalé mis tetas.
    
    —Luego, estás preciosa así.
    
    El bar musical estaba cerca. Martín me pidió que saliera a pista y que bailara, que disfrutara, que él solo quería ver cómo me lo pasaba.
    
    Aunque tenía los pechos saturados de leche quise complacerlo. Me coloqué en el centro y los buitres no tardaron en llegar, en menos de dos minutos tenía un par de tíos pegados a mí, uno por delante y otro por detrás.
    
    Mis ojos seguían puestos en él cuando noté la primera caricia inapropiada.
    
    Habían hecho un sándwich conmigo. El que tenía detrás pegaba su entrepierna a mi trasero y con la mano que colocó en mi tripa la bajó para frotar entre mis pliegues.
    
    El tío que tenía frente a mí, no lo pensó dos veces y se puso a sorber mis tetas por encima del tejido.
    
    Me aferré a su cuello y gemí sin dejar de mirar a Martín, quien hablaba con una rubia que no dejaba de sonreírle.
    
    Me sentía celosa, muy celosa y tenía ganas que él sintiera celos de aquellos tíos que me manoseaban, así que me dejé hacer. No protesté cuando me bajaron los tirantes y aquel chaval de veintipocos se puso a comerme las tetas.
    
    El de detrás no paraba de meterme los dedos y yo cada vez estaba más cachonda.
    
    Necesitaba más, quería más. Aunque no con ellos.
    
    La rubia se puso a tocarle la bragueta a Martín y yo me encendí.
    
    Aparté a los chicos y sin importar el aspecto que devolvía caminé hacia él para apartarla.
    
    —¿Qué haces, Lucía? ¿No te estabas divirtiendo?
    
    —Quiero divertirme con usted —confesé abiertamente—. Le deseo, lo que ella puede darle puedo hacerlo yo.
    
    —¿Estás segura? —asentí.
    
    —Esa mujer es una puta, ¿quieres ser mi puta? —La pregunta lejos de espantarme me excitó.
    
    —Sí.
    
    —¿De verdad?
    
    —Sí, señor.
    
    —¿Cuánto lo deseas?
    
    —Mucho.
    
    —Demuéstramelo. Desnúdate y ve a bailar con ellos, diles que si te quieren follar son cien euros, que vengan y me los paguen, que ya han catado la mercancía y saben que eres de primera. Hazlo, Lucía, demuéstrame cuanto me deseas.
    
    Dejé caer el vestido sin duda y desnuda volví a los chavales, que no daban crédito. Les dije lo del dinero, se miraron, fueron hasta Martín y pagaron.
    
    Él me enseñó los billetes y asintió.
    
    Mi corazón se aceleró, al ver complacencia y orgullo.
    
    Los chicos volvieron a mí, uno me separó las nalgas, escupió entre ellas y se puso a dilatarme el ano mientras lo agarraba por el cuello. El otro me susurró en el oído que iban a hacerme una doble y me encajó los dedos en mi coño encharcado. Estaba tan anhelante que cuando se bajó los pantalones, me subió a pulso a su cintura y me clavó su polla casi me corro.
    
    El que estaba detrás volvió a escupir y me la metió por el culo.
    
    Jadeé. Nunca había tenido dos pollas para mí.
    
    Se movían al ritmo de la música, mientras Martín ponía a la rubia de rodillas y le pedía que le hiciera una mamada sin dejar de mirarme.
    
    Dejé que me follaran, a lo bestia, a lo bruto, a pelo y pagándome por ello.
    
    Mis gritos quedaban ...