1. Respondo 1 anuncio de trabajo bastante especial 3


    Fecha: 24/09/2019, Categorías: Hetero Autor: kittysumise79, Fuente: TodoRelatos

    Para disfrutar del relato es conveniente leer antes los dos relaros anteriores.
    
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    Darle el pecho a mi jefe se convirtió en el pequeño placer de los domingos.
    
    Rogaba que Lucas tardara en despertar y no me hacía de rogar cuando el señor Briceño se ofrecía a ayudarme.
    
    Reconozco que fui yo quien se lo propuso algo avergonzada, al principio. No tenía el sacaleches roto, él mismo me trajo uno nuevo así que no había necesidad en ello, salvo la mía propia.
    
    —¿Quiere ayudarme? —fue mi pregunta, cuando a la semana siguiente él se acomodó para ver cómo me la extraía.
    
    —¿No funciona bien el sacaleches?
    
    —Sí lo hace, es solo que pensé... —Mi voz apenas era un murmullo. Sentía calor por todo el cuerpo, vestía un babydoll, mi pecho estaba cubierto de encaje y bajo él caía una capa de gasa transparente, no llevaba bragas.
    
    Él me dedicó una sonrisa complacida.
    
    —¿Me estás ofreciendo tu leche, hermosa Lucía?
    
    Era la primera vez que me llamaba así, asentí y él se puso en pie.
    
    —Pídemelo.
    
    Tragué con dificultad, desde que se corrió sobre mi piel que no habíamos vuelto a tener un contacto tan estrecho.
    
    —Por favor, señor, ¿puedo darle mi leche?
    
    Él me sonrió cuando aparté parte de la tela que cubría mi seno y lo dejé al aire.
    
    —Gracias por el ofrecimiento.
    
    Se acomodó y se enganchó a mi pezón con avidez, igual que la primera vez. Separé los labios y gemí sin disimulo mientras él amasaba mi pecho y bebía de él.
    
    Al terminar nos quedamos un rato así, juntos, con su lengua dando pequeñas lamidas a mis pezones y mi coño pidiendo guerra.
    
    —¿Te gustó lo que pasó en la cena?
    
    —Mucho.
    
    —A mis amigos les encantaste, están deseando repetir, aunque los he frenado. —La noticia me hizo sentir algo triste, mi mirada debió expresarlo—. ¿Qué ocurre?
    
    —Nada.
    
    —Dímelo.
    
    —Disfruté.
    
    —Lo sé, pero no debemos malacostumbrarlos, tu leche es de Lucas y un poco mía, también.
    
    —Sí, señor.
    
    —¿Te gusta trabajar para mí, Lucía?
    
    —Mucho, señor.
    
    —Bien, porque a mí me gusta mucho tenerte en casa.
    
    Había tenido la esperanza que me pidiera mantener relaciones sexuales pero no lo hizo. Se levantó del sofá y me pidió que hoy hiciera los cristales del piso.
    
    El otro edificio de enfrente no estaba muy lejos, por lo que si algún vecino se asomaba, me vería limpiarlos sin bragas, lo cual me excitó.
    
    El señor Briceño supervisaba como siempre mi tarea. Lo imagine pidiéndome que me agarrara al marco de la ventana, bajándome la prenda para follarme por detrás mientras mis tetas oscilaban en la nada. Podía ver al vecino contemplando su vaivén y haciéndose una paja mientras nos miraba.
    
    —Pareces distraída.
    
    Comentó su voz ronca.
    
    —Perdón —comenté pasando el paño por sexta vez por la misma zona.
    
    —El suelo está goteado —apuntó.
    
    El líquido procedía de mi entrepierna, él se agachó, lo tocó y lo deslizó entre sus dedos sin dejar de mirarme.
    
    Me hubiera encantado suplicarle de rodillas, pero no lo hice, si él no me lo pedía yo no ...
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