1. Nuestra primera vez


    Fecha: 24/09/2019, Categorías: Hetero Autor: Amaki Sanza, Fuente: TodoRelatos

    ... el mundo.
    
    Su primera parada en ese recorrido al mundo era un mirador. La ciudad en donde vivían tenía varios, casi todos muy visitados en ciertas épocas, pero ella era inquieta y en sus salidas, siempre andaba de un lugar a otro, y encontró un mirador que muy pocos lograban llegar a él, era bastante difícil hacerlo en auto, pero ella lograba todo lo que se proponía. Y allí lo llevó.
    
    –Te dije que te mostraría los mejores lugares de esta ciudad –le dijo al descender, le tomó la mano y lo jaló–. Ven a ver esta vista, es lo más genial.
    
    Se detuvo frente a una baranda, metros más adelante, tenían la ciudad a sus pies. Ambos miraron el horizonte, él sonreía por conocer un lugar así, luego de unos minutos la observó.
    
    Si bien la había estado mirando durante todo el recorrido, fue allí donde recién la pudo ver bien, las luces de la ciudad y el mirador a oscuras lograban que se viera aún más guapa, a sus ojos. Iba vestida con una falda pinzada que le llegaba como una palma más arriba de la rodilla, y el notó que las botas medio largas le iban a la perfección, le marcaban bien las piernas. Arriba llevaba una blusa que se notaba suave, se mecía con el viento y tenía un escote no tan pronunciado pero que dejaba ver. El movimiento del viento le regaló una visual mejor del brassier con encaje que llevaba, volvió a mirar al frente al notar que se sonrojaba, era su vecina, no quería ser el típico chico de pueblo que se metía con la vecina por diversión.
    
    –¿Tienes frío? –preguntó al ver que se abrazaba a sí misma.
    
    –Un poco… –lo miró, había estaba con la vista fija en el horizonte pensando–. ¿Eres un poco tímido, verdad? –Le tomó la mano y lo guió para que la abrazara por la espalda.
    
    –No –dijo acomodando su cuerpo al de ella, dejando sus brazos sobre los de ella a la altura del estómago y apretando con suavidad. Al ser poco más de una cabeza más alto, con ese movimiento logró que los pechos de ella subieran y los miraba desde atrás–. No quería incomodarte.
    
    –No lo haces –susurró y pegó más su cuerpo al que tenía atrás, de esa manera podía sentir lo que ocultaba la entrepierna de su vecino.
    
    Ladeó su cabeza, él entendió. Con la mano le hizo el cabello hacía un lado y volvió a abrazarla, pero con más fuerza, ella soltó un pequeño gemido y él le beso el cuello. Ella cerró los ojos, él le lamió el lóbulo. Ella, prácticamente, se deshizo en sus brazos al sentir aquello. Él la pegó más a su cuerpo, bajó una mano y le fue subiendo la falda hasta que pudo tocar la piel suave de las piernas de su vecina, le acarició el muslo por dentro, jugueteando con sus dedos entre si llegar al centro o no. Su otra mano le agarró un pecho y lo apretó por encima de la ropa.
    
    Sin perder la posición en la que estaban, ella lo rodeó con sus brazos y comenzó a mover sus caderas para sentirlo bien. Él aprovechó aquello y la besó, apretando más lo que tenía en su mano y acariciando por encima de las bragas, la sintió gemir mientras la besaba.
    
    –Vamos al auto.
    
    Le ...