1. Candela 05: castigo


    Fecha: 29/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Clementine, Fuente: TodoRelatos

    ... interior, la piel suave y blanca del interior, junto al chochito, dejando marcadas las huellas de mis dedos.
    
    Introduje el cuarto dedo. Su cuerpecillo menudo se sacudía, temblaba. Lloraba desconsoladamente. Me levanté de la cama y, ya de pie, mirándola a los ojos, comencé a desnudarme. Había pensado pasar la noche con Marco en Madrid, y llevaba mi mejor lencería. Me saqué la chaqueta beige y desabroché lentamente los botones de la blusa hasta descubrir el sostén negro con pequeños motivos rojos. Dejé caer la falda a juego y, sin quitarme los zapatos, me despojé de las bragas quedándome con el liguero y las medias negras puestos. Volviendo a la cama, me tendí junto a ella y, quitándole las braguitas de la boca, la puse las mías en la cara.
    
    Pese a ello, entre quejidos e hipidos, comenzó a responder al escarbar de mis dedos en su coñito inflamado. Se movía cuanto las cuerdas le permitían y me gemía en la boca. Tenía los pezoncillos contraídos. Me percaté de la delicada greca de venitas azuladas que se traslucían en sus tetas pálidas. Estaba preciosa: temblorosa, con aquellos trazos negros recorriéndole los pómulos, llorosa todavía, aunque me devolvía los besos cuando mordía sus labios.
    
    Me senté sobre su cara incapaz de soportar por más tiempo la insoportable excitación que me había inducido la tortura a mi putita y sentí sus labios besarme, su lengua lamerme. Jorge nos miraba con expresión casi sorprendida. Me incliné sobre ella para lamerle el chochito inflamado. Sabía salada, a sudor y a miedo. La oía gemirme ahogadamente entre los muslos, temblorosa todavía, quizás sufriendo el contacto de mis labios. Recorrí los suyos con la lengua y lamí el clítoris hinchado y duro.
    
    Me sentí correrme como a lo lejos. Temblaba de placer, y mi zorrita me chupaba como si quisiera tragarme, volviéndome loca. La lamí con fuerza agarrando su culito con las manos como si temiera que fuera a huir de mis besos. lloriqueaba y me gemía entre los muslos. Por un momento, fue como un desmayo, un intenso temblor como caerme con la cara en su chochito.
    
    Ya libre de sus ataduras, echadas en la cama, exhaustas, Candela todavía temblaba hecha un ovillo entre mis brazos como si tuviera miedo, y yo le besaba la boca y los párpados. 
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