Diario de un recién reconocido sumiso - Relatos Eróticos

Diario de un recién reconocido sumiso

... aquel cuerpo extraño e insípido.

- Saca la lengua mientras te meto la polla, mariconcita. Así te llegará más al fondo. – Le hacía caso, si no, temía que me volviera a abofetear.

Mientras, mis babas iban saliendo de mi boca y corriendo por mi cuello. Cuando se cansó del mete-saca, Jacky me sacó la polla, me tiró del pelo para atrás y me volvió a escupir en la cara.

- Levántate y ponte contra la cama. Vas a ver lo que disfruta una mujer con una buena verga – Me cogió y me echó boca abajo en la cama, me subió un poco el vestido hasta la cintura y me quitó el tanga con brusquedad.

- ¿Qué vas a hacer Jacky? - Tenía miedo por un lado y mucha ansiedad y excitación por otro. Mi corazón palpitaba. Sabía lo que iba a venir y estaba aterrado. No conocía a la persona que estaba conmigo. Me estaba tratando como toda una puta. Menos mal que la verga no parecía demasiado grande, aunque sí era cierto que era mayor que la mía. ¿Me haría daño? Uffff….

- ¡Te voy a follar y vas a disfrutar como una buena perra maricona que eres!

Jacky se subió encima de mis muslos como estaba restregando la verga por mi raja del culo. La misma verga que estaba llena de mis babas. Eso me estaba excitando mucho.

- Ponte a cuatro puta. Quiero ver como me pides polla, quiero que me lo implores. ¡Pídeme que te la meta!

- Métemela – le dije.

- Di, ¡por favor Luis, quiero que me la metas!

- Por favor Luis, quiero sentir tu verga dentro de mi culo. Métemela, por favor. Quiero que me desvirgues.

Jacky seguía restregándome la verga por la raja pero sin llegar a metérmela, me daba nalgadas fuertes que me hacían echar mi cuerpo para delante y gritar de dolor.

- ¡Ayyyy!

- No te alejes puta, y seguía dándome nalgadas.

Así estaba a cuatro con mi polla toda erecta y, del gusto y la excitación que sentía me vine en un gran orgasmo que terminó en un gemido de placer por mi parte.

- Así me gusta putita. Hoy has probado la verga, pero aún te queda sentirla dentro. Eso llegará más adelante. Creo que por hoy hemos tenido suficiente. Ve a asearte y a cambiarte.

Como buen sumiso, obedecí a mi chica y me fui al baño a cambiarme. Había disfrutado como una perra en celo y ni siquiera me había tocado ni yo, ni Jacky.

- Tengo que confesarte una cosa Cari – me dice Jacky ya en la cama. – Me he corrido más de dos veces viéndote cómo una maricona obediente. Quiero más, me gusta esto mi amor. Quiero que ahora te metas entre las sábanas y me hagas un cunnilingus. No pares hasta que yo te diga.

- De acuerdo cariño. Lo que desees. – Me metí entre las sábanas y empecé a comerle el coño lo mejor que podía. Quería que disfrutara como nunca. Empecé muy flojito, con lamidas suaves y acompasadas, deleitándome en cada pliegue de sus labios. Chupaba y chupaba, mientras ella se sacó el celular y se puso a enviar mensajes o a saber qué hacía.

- Sigue así cari, no pares. Lo estás haciendo estupendamente –

Yo me sentía feliz de que Jacky estuviera disfrutando, gemía y ...