Diario de un recién reconocido sumiso - Relatos Eróticos

Diario de un recién reconocido sumiso

Comenzaré hablando un poco de mí. Tengo 47 años y soy de una estatura más bien baja 1,70cm. Aunque suelo hacer deporte 3 veces a la semana, tengo mi pequeña barriga. No lo puedo evitar, me gusta comer. Soy moreno de ojos castaños y una gran sonrisa que procuro no perder ni en los malos momentos.

Desde hace ya varios años vengo notando cambios en mi forma de ver el sexo. Siempre he sido abierto a todo. Pero últimamente, desde mi operación de testículo (me quitaron uno), siento que tengo más sensibilidad en mi zona anal y perianal. Es decir, no me gustan los hombres, pero sí me llama la atención saber cómo se siente tener una polla metida en mi culo o en mi boca. Es algo en el sexo que nunca he probado y algo que siento es que no me gustaría abandonar este mundo sin haber probado la mayor cantidad de cosas posibles. Sí, lo mismo es algo que pruebo y me desagrada totalmente. Pero, ¿cómo voy a saberlo si no lo hago?. También he de confesar que me gustan demasiado las mujeres. Tengo pareja desde hace ya bastante tiempo y estoy muy a gusto con ella. Nos llevamos bien y la quiero con todo mi ser. En el plano sexual, empezamos muy bien. Cuando nos conocimos no parábamos de follar, lo hacíamos varias veces al día. Con ella he probado cosas que ni siquiera se me habían pasado por la cabeza. Por ejemplo, recuerdo una vez estando en la habitación de un hotel, nos encontrábamos en la cama, ella estaba debajo boca arriba y yo me dirigía a comerla el coño encima de ella, estaba tratando de ponerme estilo 69 para ver si ella se lanzaba a comerme la polla, pero hizo algo aún mejor. De repente noté como apoyaba su cara en mis nalgas y comenzó a lamerme el ano. Fue una sensación increíble que siempre recordaré. Yo intentaba esmerarme en comer su rajita con el bello depilado, sabía a gloria. Pero cuando empezó a meterme la lengua dentro de mi esfínter, no pude seguir del placer que estaba sintiendo. Creo que hasta me salió algún gemido sin querer. Y lo más increíble de todo es que me corrí en pocos minutos sin haberme tocado siquiera la polla. Fue una sensación indescriptible.

Lamentablemente esos días se acabaron. Ella ya dejó de hacerlo… Supongo que alguna vez se encontraría algo no deseado y decidió no volver a hacerlo más. Ya apenas hacemos el amor una vez al mes y de la manera más normal y rutinaria. Incluso, yo procuro no meterle mi polla en su vagina y trato hacer otras cosas como utilizar mi lengua por todo su cuerpo, comerme su vagina y su delicioso culito, restregar mi culo por sus muslos. Pero al final, terminamos igual, yo le meto la polla, me muevo adentro y afuera hasta que siento que voy a correrme, luego la masturbo a ella y finalmente ella me masturba a mí. Supongo que como mi polla es bastante pequeña, apenas 9.5cm en erección (5.5cm estando flácida), ella no sentirá el mismo placer que si le meten una buena tranca.

Últimamente estoy descubriendo que me excita mucho la humillación y la sumisión. En los relatos que leo en esta web, son los ...