La Herencia (cap.3) - Relatos Eróticos

La Herencia (cap.3)

... de que tomarías la decisión más acertada para ti, en mi ciudad, cuando llegue encargue que me hicieran esto para que lo lucieras en tu cuello con satisfacción.

Sofia le mostro el collar a Pablo que con su polla dura y tiesa estaba de rodillas escuchando a Sofia, ella también le mostro la placa.

- Este es tu primer paso para pertenecerme, el collar que te identificara como esclavo de mi propiedad, esta placa pone tu nombre y mi marca, debes mostrarte orgulloso de llevarla.

- Muchas gracias mi Señora Sofia.

Sofia le puso el collar en el cuello de Pablo.

- Este collar nunca debes quitártelo, siempre lo llevaras puesto.

- Si mi Señora Sofia, muchas gracias.

- Se que con mi hija solo llevabas un collar de cuero en las sesiones, este es diferente, siempre lo portaras y es que tu vida será diferente y tu cometido también.

Pablo asintió y siguió de rodillas con mucha atención lo que Sofia le decía.

- A partir de que has tomado la decisión de ser mío Pablo, la vida va a cambiar mucho para ti, todo será nuevo y tu experiencia anterior una enseñanza que ya llevas superada.

Debes dejarte guiar, tu entrégate por completo y el resto es cosa mía.

Yo decidiré en cada momento que es lo más adecuado y lo mejor para ti, tu obedecerás porque me perteneces y porque tu vida se resume a hacerme feliz, a servirme y complacerme en todo lo que yo desee.

Entendido cachorrito?

- Si mi Señora Sofia.

- Supongo que lo imaginaras porque no eres novato, pero de todas formas te lo dejare claro, no solo me servirás a mí, no solo serás usado por mí, también lo serás por quien yo quiera o me apetezca, tú te limitaras a obedecer y complacer a tu Dueña para que compruebe que tiene un esclavo obediente y complaciente.

- Si mi Señora Sofia.

Pablo estaba excitado, su polla pedía a gritos ser masturbada y correrse, era algo que deseaba ya muchos días, especialmente los dos últimos en los que vivió en un estado de excitación continuo.

- Bájame la cremallera de la falda y quítamela perrito.

Aprende a asistirme cuando me visto y me desnudo porque será una de tus obligaciones diarias.

Ella se puso de espalda a Pablo y este con sumo cuidado y delicadeza le bajo la cremallera y dejo la falda caer hasta el suelo de donde enseguida la recogió mientras se fijaba en la minúscula braga que llevaba Sofia y que dejaba poco de su trasero a la imaginación, aquel culo tan cerca suyo hizo que su excitación otra vez se disparase, era lo que pretendía y quería Sofia que con pausa se dio media vuelta y dejo su pequeño triangulo de encaje de la braga a tan solo un palmo de Pablo, mientras le indicaba que dejase la falda bien doblada en una silla cercana.

Él una vez lo hizo de nuevo giro su cabeza para encontrarse con Sofia que seguía allí en pie sin moverse, el bajo su mirada enseguida pero pudo ver que ella tenía su braga humedecida, una mancha en su coño la delataba.

- Seguramente perrito, a esa distancia en la que esta tu nariz y tú puedes ...