1. Consecuencia


    Fecha: 23/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Liz, Fuente: TodoRelatos

    Tenía los ojos azules, del mismo color que el cielo, el cielo nublado que cubría nuestras siluetas cuando los eventos que estoy a punto de relatar ocurrieron.
    
    Conocí a Oliver por primera vez cuando comencé un nuevo trabajo. Él era un joven inglés, sorprendentemente lejos de las positivas leyes laborales de su entorno, que había decidido mudarse a nuestro país. Trabajábamos en el mismo proyecto, codo con codo para sacar adelante la oportunidad laboral de nuestras vidas.
    
    Y ese era parte del problema.
    
    El joven era normal, del montón positivo, pero todo aquello que en su país le habría hecho común, a mis ojos se presentaba exótico. Pelo rubio, lampiño, con un asomo de barba poco poblada que le concedía un cierto aire pícaro. Me gustaba su acento, su manera de reír. Y, sobre todo, me gustaba la manera en la que me miraba.
    
    Pero es pronto para eso. Aún no he hablado de mí.
    
    Mi nombre es Liz, o al menos es como algunos afortunados, algunos que me conocen especialmente en las facetas más profundas de mi dulce existencia, me conocen. Tengo dos rasgos muy característicos, soy bajita y, probablemente demasiado a juego con ese hecho, mis rasgos son lo que describiríamos como adorables. Y también soy jodidamente sensual, casi como si formase parte de mi naturaleza. Mi cuerpo es curvilíneo, pequeño, sí, pero bien formado. Tengo brazos fuertes, a juego con una cintura delgada usualmente decorada con los corsés que suelen formar parte de mi guardarropa.
    
    Quizá eso fue lo primero que le llamó la atención a Oliver, o quizá fue que mi personalidad es un abierto contraste a mi apariencia. No importaba, supe desde el principio que había algo de mí que le atraía irremediablemente. Con el tiempo, las cervezas de empresa comenzaron a cubrirse de profundas conversaciones, que siempre llevaban a saber algo más de él. Pronto quedó patente que estaba interesado en el BDSM, y aunque al principio se declaraba a sí mismo como Switch, apenas tardé en darme cuenta en sus ingenuos gestos y golosas provocaciones que era claramente sumiso. Y me deseaba, me deseaba mucho.
    
    Yo nunca me lo habría planteado. Trabajábamos juntos, y a pesar de sus torpes insinuaciones, pretendía cuidar de mis prioridades profesionales por encima de sus acercamientos. Habíamos construido una amistad para aquel entonces, y había marcado el límite en ese lugar. A veces, en las tardes en que venía a mi casa para terminar alguna parte del proyecto, le gustaba picarme. Desobedecía abiertamente reglas que le imponía, con su usual mirada pícara implorando que le castigase de algún modo. Le había dicho que no pasaría nada entre nosotros, y él parecía haberlo convertido en un desafío. Sin embargo, sus pequeñas travesuras nunca habían conseguido hacerme dudar de mi decisión.
    
    Hasta esa noche.
    
    Era una fiesta de empresa, una realmente grande. Nuestra compañía no había escatimado en gastos, y el equipo al completo tenía bebidas gratis durante toda una noche. Oliver estaba borracho, y se veía en ...
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