1. Ana emputecida (4): la jornada laboral.


    Fecha: 25/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dameroelectrico, Fuente: TodoRelatos

    ... preparado para que te follen por donde quieran. Ahora ponte ese camisón azul y una tanga negra. Hoy será tu ropa de trabajo. El resto de la ropa déjala en el colgador.
    
    Así lo hizo. Tanto las bragas como los pezones se le transparentaban a través de la tela. Se los endurecí pellizcándolos con fuerza. Le saqué varias fotos con el movil, de frente, tumbada sobre la cama, con el culo en pompa… Tuve cuidado de que no se viera su cara.
    
    —El anuncio pondrá lo siguiente: “RAQUEL: PUTA MADURA INDEPENDIENTE (35 años) delgada con buenas tetas. Todos los servicios: francés, griego, posturas, sumisión. Piso céntrico. Atiendo wasap. Consultar precios”. ¿Te gusta puta?
    
    —Sí señor. Lo que usted diga me parece bien.
    
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    Fue entonces cuando le hice el primer regalo. Era un collar de perro, de cuero marrón, como de medio centímetro de ancho, que até a su cuello, y una correa, también de cuero, que enganché del collar. Até la correa del gancho de la pared, de manera que a duras penas (solo encorvada) podía estar de pie.
    
    —De rodillas sobre el suelo.
    
    —Sí señor.
    
    Se puso de rodillas, al lado de la pared. Yo me había asegurado de que la longitud del collar no le permitiera sentarse en la cama.
    
    —Mientras estés esperando a tus clientes permanecerás exactamente así. Cuando vayas a recibir a alguno te quitarás la correa pero no el collar. Les haces pasar aquí directamente. Tú verás si quieres ofrecerles una cerveza o un refresco. Primero les cobrarás y luego harás tu trabajo. Cuando termines irás al servicio que está aquí al lado a asearte para el próximo o, si tienes suerte, para mí. Después volverás aquí y tú misma te atarás del gancho con la correa como la perra que eres. ¿Entendido puta?
    
    —Si señor.
    
    Ella me miraba desde abajo con cara de deseo. Había visto esa cara muchas veces. Pero no me la iba a follar todavía.
    
    —Voy a poner el anuncio. Ya hemos perdido demasiado tiempo.
    
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    La dejé allí. Me fui a la sala y publiqué el anuncio con las fotos en varias páginas. También le mandé las fotos a su movil de trabajo, por si algún cliente se las pedía. En cuanto comprobé que los anuncios estaban visibles le mandé un wasap: “los anuncios están publicados, puta. ya te pueden llamar los clientes”. Me serví un gin tonic y me senté en el sofá. Eran ya las seis de la tarde. Por ser la primera vez iba a quedarme allí todo el tiempo, así que iba a tener que tomármelo con calma. Había decidido no usar a la puta hasta que no ganara algo de dinero.
    
    Durante aquella tarde nadie llamó al timbre, así que fue bastante decepcionante. Sobre las diez de la noche me acerqué a su habitación. Seguí de rodillas atada a la pared.
    
    —¿No ha llamado nadie zorra?
    
    —Sí señor. Dos personas. Uno quizás venga esta noche. El otro quería un servicio de sumisión pero le pareció caro. Además en las fotos del anuncio no parezco una sumisa…
    
    —Claro que no. Ya te dije que por ahora prefiero clientes que te follen como a una zorra barata. No quiero que disfrutes con alguien ...