1. Ana emputecida (4): la jornada laboral.


    Fecha: 25/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dameroelectrico, Fuente: TodoRelatos

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    Luego os contaré lo que puse en el anuncio. Por ahora, quiero que sepáis como transcurrió el día siguiente. Yo acabé de trabajar a las dos y fui directamente al piso que había alquilado para Raquel. Paré en un super y compré productos básicos de limpieza, toallas, sábanas, algunas bebidas (cervezas, refrescos y ginebra) y algo para comer.
    
    Era una vivienda pequeña a la que se accedía por un distribuidor que tenía solo tres puertas. Una daba a una habitación, la otra a un baño y la tercera a una sala-cocina no muy grande. Era una casa de construcción moderna, con muebles muy estándar de Ikea. Fui directamente a la sala y comí un poco antes de que llegara la puta.
    
    A las cuatro menos cuarto le mandé un wasap con la dirección: “calle de Portugal, 15 1° dcha.”.
    
    Ví que lo había leído, así que supuse que no tardaría mucho.
    
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    Llegó a las cuatro y diez. Le abrí la puerta y la hice pasar a la sala. Ella llevaba una mochila, supongo que con ropa y productos de higiene personal.
    
    —Hoy te permito entrar aquí —le dije— pero normalmente irás directamente a la habitación. Solo entrarás aquí, llamando a la puerta, para coger algo de la cocina o si yo te llamo.
    
    Me fijé en su atuendo. Era bastante convencional. Una camisa blanca, con ropa interior también blanca, y una falda por las rodillas, más bien amplia.
    
    —Supongo que no pensarás trabajar así. Los clientes van a pensar que estoy vendiéndoles un coño de monja.
    
    —No señor. Traigo más ropa.
    
    —Bien. Ven que te enseño la habitación.
    
    Había cuidado la decoración de la habitación para ella al detalle. Abrí la puerta para enseñársela. Había solo cuatro muebles: un somier con un colchón de tamaño matrimonio, una mesa plegable, de las de playa, una mula (colgador) con perchas pero vacía y una papelera de las pequeñas que se ponen en el cuarto de baño. Sobre la mesa había unas cuantas sábanas de color beige (solo bajeras ajustables) y toallas blancas. Había una pequeña ventana que daba a un patio interior, con las persianas bajadas. En una de las paredes, frente a la cama, había un gancho grande que yo mismo había instalado. Las paredes eran blancas y el conjunto daba una imagen de desolación.
    
    —Desnúdate y enséñame tu ropa de trabajo. Tengo que hacerte unas fotos para el anuncio.
    
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    Ella sacó varias prendas de ropa interior que puso sobre la cama: un body negro, varios sujetadores (todos negros también), unas cuantas tangas de varios colores y una especie de salto de cama medio transparente de color azul cielo. Se desnudó completamente.
    
    —Túmbate boca arriba sobre la cama. Voy a inspeccionar tus agujeros.
    
    Se tumbó en el borde de la cama, con las piernas abiertas. Yo me acerqué y comprobé que se había depilado el coño esa misma tarde. Abrí los labios y lo miré detenidamente metiendo dos dedos y abriéndole el agujero también. Estaba ya bastante mojada.
    
    Después le abrí el culo insertando dos dedos para comprobar que estaba bien limpio.
    
    —Muy bien zorra. Veo que te has ...
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