1. Mi Tío el Ranchero (10) FINAL


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... empujar, poco a poco y, la verdad, más que metérsela, el ano de Carlos empezó a absorberla porque era más lo que su ano abrazaba mi glande que lo que yo lo empujaba. Lo empujé más… y más… y más… y estaba yo dudando si meterla toda o no, cuando sentí la mano rasposa del tío en mis nalgas y sin avisar, sólo me empujó y fui a dar hasta adentro. Carlos dejó salir un gemido, que tomé como un halago personal.
    
    Una vez que sentí totalmente rodeado mi pene por el recto de Carlos, ya no necesité guión ni directores. Como buen adolescente temprano, empecé a moverme en chinga, rápido, fuerte y con gran impulso, aferrándome a sus piernas velludas. El orgasmo seco se apoderó de mi cerebro y no me dejó detenerme hasta lograr su salida. ¿Cuánto tiempo pasó?… ¿dos horas?… ¡no, coño!… si junté 4 minutos, fueron muchos.
    
    Yo estaba tratando de recuperarme de la GRAN EMPRESA que acababa de realizar, sudando y toda la cosa, cuando siento un par de nalgadas de mi tío que me dice:«A ver mijo… hágase a un ladito… que ahora le toca a su papá…».
    
    Me sentí el «actor» menos valorado de la noche, pero había que entender que las calenturas de los otros, ¡eran calenturas de adultos! Me salí. Caminé hacia atrás hasta sentarme en la cama. Mi papá me preguntó que, si estaba bien, aún sosteniendo la pierna de Carlos y nomás le dije con la cabeza que sí. Y me dice mi papá:«Entonces ven hijo, y sostén la pierna de tu hermano». Carlos le dijo que no había bronca, que él se la sostenía. Mi papá la soltó, el otro la atrapó y aquí vi UN DETALLE más de mi papá: aparte de las vulgaridades deliciosas que había dicho y hecho poco tiempo atrás, ahora estaba totalmente vuelto un animal en celo, estaba convertido en un semental embravecido. Su verga y su cara, estaban igual de rojas; su verga DURA como nunca, lubricando como manguera mal cerrada y buscando el ano de Carlos con un frenesí que puso en su cara una expresión que nunca había visto, ni en él ni en nadie más.
    
    Con una patada se deshizo de las maletas, estiró la mano para meterla en el tarro del lubricante y se lo embarró en esa verga, que a pesar de que no se la había visto muchas veces, nunca se la había visto pegada a la panza. Al ver ese animal en el que estaba convertido mi papá, se me olvidó el tiempo de recuperación; me levanté, tomé la pierna peluda de Carlos y me dediqué a observar a mi papá:
    
    – ¿Ya estás listo, hijo? (Con una voz seca, más amenazante que cordial)
    
    – ¡NO preguntes jefe!… ¡nomás métete, por favor!… (Carlos con la cabeza levantada como tortuga volteada boca arriba)
    
    – Bueno… me dices si…
    
    – ¡Sí coño!… ¡yo te digo lo que quieras, pero ya métete y no tengas miedo de lastimarme, papá!… ¡dale!…
    
    Mi papá jaló todo el aire que había en la habitación. Terminó de embarrarse el lubricante y como gimnasta que se concentra para hacer su rutina, se quedó pensando unos segundos, con su verga en la mano, pensando y finalmente se decidió. Dio un par de pasitos pequeños rumbo a la mesa y depositó su glande en ...
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