1. Mi Tío el Ranchero (10) FINAL


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... darles un empujoncito…». Me sonrió y me guiñó un ojo. Luego me pasó el brazo por la espalda, como quien se dispone a ver la tele en compañía de alguien, ¡así se puso él!, pero no se lo permití por mucho tiempo, porque puse mi mano sobre su pierna y le digo ya muy cerca de su cara:
    
    – Oye papá…
    
    – Mm… dime… (sin dejar de ver la «tele»)
    
    – ¿Para mí no hay uno de esos?…
    
    – ¿Mm?… ¿uno de cuáles?…
    
    – Un beso… como el que le diste al tío…
    
    Ahí quitó la cara de lujuria que le despertaba la escena de enfrente, volteó sonriéndome, me levantó la cara por la barbilla, me vio muy fijo y profundo a los ojos:«Claro que sí chiquito… todos los que quieras…», y a partir de ahí dejé de oír y pensar, todo lo que sentí en mi existencia fue la boca unida a la de mi papá. De pronto me hizo falta mucho aire y mi nariz empezó a resoplar como nunca. Sentí que me ahogaba, pero no me retiré, y mucho menos me iba a retirar cuando sentí que su mano libre empezó a deslizarse por mi muslo rumbo a mi entrepierna. Mi espalda se enderezó como si hubiera tenido mente propia y al sentir sus dedos llegar hasta mis huevos, mis piernas se gobernaron igual porque solitas se separaron, y ni qué decir de mi brazo izquierdo porque fue a rodearlo por el cuello para atraparlo y traerlo más hacia mí. Como que mi papá también entró en pasión porque se separó de mí, se levantó un poco para subir una pierna al colchón y terminé sentado entre sus piernas. Así me volvió a abrazar y a besarme con mucha más pasión que al tío, o al menos así lo sentí.
    
    Poco a poco me fui recostando sobre su pierna, sin separar nuestras bocas y su mano empezó a jugar en mi entrepierna: con mi verga, con mis huevos y mi ano. Yo no podía abrir las piernas más que eso, pero pareciera que me hacía falta espacio para darle paso a su mano enorme. Después de un rato de «asfixia», colgado de su cuello con ambos brazos, me separé y le dije jadeando (de pronto sentí como si la boca se me hubiera hinchado):
    
    – Papá… métemela… ¿sale? (Me respondió con una sonrisa)
    
    – ¿Ya de una vez?… ¿no quieres esperar a ver qué van a hacer estos dos?…
    
    – Ah sí.
    
    Y era cierto, sí quería ver qué iban a hacer. Como pude me levanté y terminé sentado entre sus piernas, ambos con los pies en el piso, viendo a los otros dos. Mi papá me abrazó desde atrás y los dos nos pusimos muy atentos a la acción. Carlos ya se había hincado en el piso y tenía al tío con las patitas al aire porque le estaba chupando los huevos y pasándole la lengua por todo el perineo. Pensé que le iba a meter la lengua en el ano, como me lo hizo a mí, pero no, se limitaba a esas dos cosas. Que, por cierto: ¡qué peludo tenía el culo el tío!… era increíble… o por lo menos así me lo pareció entonces; no eran muchos los culos que había visto en mi vida.
    
    Como que Carlos sintió nuestras miradas, volteó, soltó las piernas del tío y se puso de pie. Mientras se sentaba a lado nuestro, el tío bajaba las piernas lentamente, pero no se incorporó, se quedó tumbado boca ...
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