El Librero y el Desamparado: una noche especial - Relatos Eróticos

El Librero y el Desamparado: una noche especial

Los días eran cortos mas que nada por una cantidad de trabajo atroz. Algunos días nos teníamos que quedar toda la noche para atender los envíos y recibos de la librería. Yo lo entendía, el estaba muy preocupado por que estos meses se vendía mas que todo el resto del año juntos. La primera ves me dijo que quería sentarse y tomar un té, cuando lo vi de nuevo estaba profundamente dormido, yo lo tapaba con una manta y besaba suavemente su labios para no despertarlo, luego hacia todo el trabajo cosa que estuviera listo todo al día siguiente.

La intimidad era muy poca, besos, abrazos, alguna ducha compartida y poco mas. Creo que fue mejor así, lo que comencé a sentir por el se fue cimentado a medida que pasaban las semanas. Creo que una de las cosas mas importantes es que el confió en mi, me enseño todo sobre la librería, todo el teje y maneje, incluso me revelo intimidades de la librería como una antigua historia de fantasmas o por que le había puesto “das Unerklärliche“ a la librería. De pronto comencé a sentirme parte de aquel lugar y eso, de algún extraño modo, compensaba una profunda y subterránea calentura que se apoderaba de mi piel.

Faltaba todo un mes para que la librería cerrara ventas y tuviésemos algún descanso, una noche desperté de un surrealista (uno de los mundos que descubrí con el) y húmedo sueño. Me veía a mi mismo completamente desnudo y podía ver manos invisibles pero cubiertas con delicados guantes de seda transparente, aquellas manos me tocaban todo el cuerpo lascivamente, una me masturbaba, otras me separaban las nalgas mientras una tercera mano me penetraba el culo con dos dedos moviéndolos deliciosamente, otras acariciaban y pellizcaban mis tetillas luego las estiraban como si fueran de chicle mientras cambiaban de color, unas cuantas acariciaban distintos lugares de mi cuerpo. Desperté sobresaltado, estaba desnudo (llevaba días durmiendo así) y con las piernas separadas, al voltearme vi la silueta de don Carlos (me excita llamarlo don) arrodillado a mi lado y en una fracción de segundo sentí sus dedos enterrándose en lo mas profundo de mi cola, se me escapo un profundo gemido.

-Te deseo- Me dijo llanamente. Movió los dedos que habían permanecido inmóviles mientras pronuncio la frase y la sensación se placer fue sísmica, un montón de temblores que fueron increscendo lentamente. Palpe su entrepierna y descubrí que estaba completamente empalmado, de su glande brotaba un liquido tibio y pegajoso, abundante, unte mis dedos con el y luego me lleve la mano a la boca, me detuve un instante para inhalar con intensidad el aroma ligeramente dulzón del fluido, luego me chupe los dedos... ufff como lo disfrute. Quise mas. Me moví lentamente para que los dedos que me deleitaban la cola pudieran seguirme sin salirse. Me di media vuelta y asumí una posición fetal. Lo primero fue sentir que su mano se relajaba un poco y cambio los dedos por su dedo gordo,otro temblor mas sacudió mi cuerpo. Enseguida acomode me cara entre sus piernas ...