1. De la admiración al amor y el deseo, hay una línea delgada


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Lesbianas Autor: DanielaUrban28, Fuente: CuentoRelatos

    ... cerca la una de la otra, casi que manera exagerada, y fuera de lo común, y más aún, cómo asumiendo, de manera inconsciente, roles. Ella extendía su brazo izquierdo y yo pasaba mi cabeza allí, en su antebrazo, cerca del pecho y debajo de su mentón (me encantaba el olor del sudor de cuello, por el bochorno del clima); y ella, posaba su otro brazo alrededor de mi cintura y dejaba caer su mano sobre la parte baja de mi espalda. Nuestras piernas, entre tanto, se entrecruzaban, y así despertábamos ambas.
    
    Con el correr de los días, ambas fuimos subiendo la apuesta. Por mi parte, en lugar de la acostumbrada pijama, use un pequeño short que cubría escasamente mis nalgas, un pequeño top negro, que dejaba mi vientre desnudo, y poco más. Ella, Usaba una pijama camisón de seda, con un encaje muy bello, y que se detenía hasta arriba de sus muslos. Durante esos días, adoptamos una nueva posición a la hora de dormir: en posición de cucharita, nos acurrucamos. Ella, extendía tiernamente sus brazos y me aferraba la cintura, tirando de ella para sí, colocando sus manos en mi abdomen plano, y atrayendo a su pelvis mi trasero. A medida que avanzaba la noche, podía sentir como golpeaba su pelvis con pequeños salticos a mi trasero, y entonces, yo correspondía haciendo mucha más presión en su pelvis. Se sentía muy rico.
    
    Pero todo eso revolucionó una mañana. Durante la noche que antecedía a esa madrugada, deseché el típico top y el short, y en su lugar, me quedé solamente con un interior sumamente pequeñito de encaje, color rojo. Un accesorio que más que otra prenda revelaba mi gran trasero a la desconocida. Arriba, un brasier del mismo color muy sexy, y ella, usó un camisón de pijama algo más largo pero sin nada bajo él. Así nos acostamos, y nuestra posición favorita, la cucharita, se repitió. Durante la velada, eran más intensas las veces en que chocábamos nuestros sexos, ella por atrás mío, y yo, haciendo presión muy fuerte, mi culito en su vagina. Sentía sus manos aferrarme con fuerza, y ella, seguramente, mi trasero que empujaba su pelvis a la pared. Ella, más aún, se atrevió a más y fingiendo que dormía, deslizó su mano izquierda por debajo de mi pantaloncillo, en la parte de mi cadera, y su derecha, apretó uno de mis senos.
    
    Cuándo despertamos, no nos dijimos nada, pero ella empezó a acariciarme y a sonreírme, y yo también. Fue entonces cuando nos acercamos y nos besamos. Nos comimos la boca, la lujuria nos consumía, parecíamos desesperadas, como si nunca hubiésemos amado. Nuestras lenguas se recorrían una a la otra y los besos iban y venían: las mejillas, la frente, el cuello. Ella me dominó a su gusto, y pronto descendió besando mi garganta hasta llegar a entretenerse en mis senos, los cuales devoró y chupó como nunca nadie lo hizo, ¡gemía yo de placer! Sus manos, rasgaron mi ropa interior y entonces miró ella lo mojada que estaba. Inmediatamente, me desnudó, y se desnudó ella, abrió de par en par mis piernas, y se puso encima mío para restregar su coño ...