1. El trueno


    Fecha: 13/07/2024, Categorías: Bisexuales Autor: basdala66, Fuente: CuentoRelatos

    ... ruego Belén. Andrea estiró el brazo y apagó el velador. Las dos estaban acostadas de lado. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad cruzaron miradas. Belén vio que su amiga se había destapado. La mirada se le fue a las tetas.
    
    —Contame cómo la tenía —dijo Andrea.
    
    —Basta, ya te expliqué.
    
    —Quiero más detalles. ¿Era grande? —le preguntó y llevó una mano hacia su concha. Belén vio en la oscuridad, los movimientos sutiles de su amiga bajo la tanga. Nunca se había atrevido a tanto. Primero el beso. Después le había dicho que se la quería coger. Ahora se masturbaba. Era demasiado.
    
    —Si, la tenía grande y gorda —respondió Belén. Andrea aceleró los movimientos circulares sobre su clítoris, mientras con la otra mano estimulaba el universo del pezón.
    
    —¿No te vas a tocar? —preguntó Andrea.
    
    —No sé.
    
    —Si te morís de ganas.
    
    Belén se moría de ganas. No lo podía negar, pero jamás se había masturbado delante de nadie. Pero aquella noche, lo podía todo. Entrecerró los ojos e imaginó la dureza de aquel pene que tanto había frotado. Lo imaginó desnudo, con su piel rugosa, entre sus dedos. En especial, pensó en el glande. En la cabeza. La imaginó rozando los labios de su concha. Cuando abría los ojos veía a su amiga. Sus tetas y su mano mecanizada. La respiración de las dos se agitó. Ahogaban sus gemidos. A Belén le pareció escuchar el chapoteo de los dedos de su amiga en el interior de aquel mar, que debía inundar su concha. Ella deseó más. Resistió las ganas de cruzarse a la cama de Andrea. Ella la miraba como hechizada. La atraía. Los truenos ahora se alejaban, pero no cesaban. Los dedos de ellas tampoco tenían paz. Al mismo tiempo acabaron, en dos gemidos a coro, mientras un último trueno sacudió las ventanas. Después, Andrea de paró y dio dos pasos hasta la cama donde Belén respiraba agitada.
    
    —Voy a dormir con vos —le dijo y se quitó la tanga.
    
    —Estás loca, mirá si entra tu madre.
    
    —Ella nunca, pero nunca entra a mi pieza —dijo con seguridad Andrea.
    
    Belén se giró y quedó con su mirada clavada en la pared. Andrea le quitó la tanga.
    
    —Mejor las dos desnudas —le dijo al oído.
    
    Pegó sus tetas a la espalda de su amiga y su concha a la cola. La abrazó con fuerza. Belén en un movimiento inconsciente, arrimó su culo más al cuerpo de su amiga. El calor subía por la piel de ambas y así se durmieron. 
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