Como me convertí en la perra de mi asistenta. 4 - Relatos Eróticos

Como me convertí en la perra de mi asistenta. 4

DE PERRITA A PERRA CALIENTE

Al día siguiente acudí a su casa como habíamos quedado. Me saludó y me ordenó quitarme la ropa y ponerme a cuatro patas inmediatamente. “Mira perrita, me pareció que el otro día no llegaste a enseñarme todo de lo que eres capaz y quiero que hoy saques esa perra viciosa que se que quieres ser y te conviertas en el depósito de leche de tu macho de ayer y dos amigos más que casualmente me he ofrecido a cuidar toda la tarde. Agachándose frente a mí y como teniendo lástima por lo que iba a ser de mi: "Ten cuidado no tragues demasiada leche no sea que te preñen que me han dicho que están todo el día intentando montar todo lo que se les pone por delante y creo que vas a tener polla hasta que te aburras. Además, por lo visto son incansables." Cuando acabó de decir esto se quedó quieta mirándome como intentando grabar mi actual imagen sabiendo que nunca más volvería a ser el mismo después de aquella tarde.

Abrió el cuarto de ayer pero está vez salieron tres perros, igual de grandes que mi macho. Mi macho, reconociéndome, se me acercó muy cariñoso dándome unos lametones en la mejilla. Los otros dos fueron directamente a mi culo, como para conocerme con sus frías narices empujando en mi ano curiosas y yo, como perra caliente que soy, sin poder evitarlo empecé a empalmarme. Por un momento pensé que aquellos tres sementales iban a estar llenando mis intestinos durante un buen rato y no sabía si sería lo suficientemente puta como para resistirlo pero pensé que a lo mejor no merecía otro destino. Puede que no mereciese pertenecer a la categoría de hombre y en el sexo no mereciese mas. ¿Quizás estaba consiguiendo hacerme llegar al límite de mi degradación para poderme ver sufrir y suplicar por mi perdón o estaría consiguiendo desatar todo el vicio que tengo dentro?

Mi dueña se levantó y sacando su mano de sus bragas sacó el plug de mi culo y embadurnó abundantemente la entrada con sus jugos. Después los atrajo hasta mí y el primero en acercarse fué mi semental. Deseaba que me montase y vaciase en mí todo su esperma como el día anterior. En señal de sumisión me acerqué y estuve un buen rato dándole lametones en el culo y los huevos. Me los metía despacio y los dejaba un rato así mientras con mi lengua hacia pequeños círculos y luego cambiaba y terminaba pasándome a su ojete donde me amorraba como si lo adorara. Sorprendentemente se giró y me montó por delante dejando ante mí su formidable miembro. Empezó a culear en el aire frente a mi cara y poco a poco iba saliendo ese trozo de carne rosada ante mis narices. Entendí que solicitaba follarme la boca y como su perra obediente que soy muy despacio la abrí intentando facilitar al máximo que lo hiciera.

Los otros dos sementales atraídos por el aroma de mi dueña acudieron disputándose por quien iba a aparearse conmigo primero. Creo que temiendo que en su rifirrafe me lastimaran y viendo también que en su disputa se demoraban en dar a su puntita canina la ración de macho que ...