Tu, mi complemento perfecto 16 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 16

... le diré por ahora, le sugiero que vaya a realizar sus deberes —dijo, al señalarme la salida.

Respiré profundamente para controlar la cólera que tenía, no sé supone que ese lugar iba a cuidar bien de nosotros, ¿Cómo no investigan a las personas antes de que un niño se vaya con ellas? Me sentí indignada por qué ocurriera algo así con mi hermano, si mis padres estuvieran vivos hubiesen tomado cartas en el asunto para que nada de esto se repita con ningún otro jovencito y si yo pudiera, hubiese hecho lo mismo.

—Malya, ¡Llegaste! —la voz de Elsa me hizo volver a la realidad.

—¡Madre mía, te has pintado hasta el cabello! —exclamé, al ver cómo sujetaba mi pierna.

—Los demás niños tuvieron la culpa, Ali nos dio permiso de pintar con acuarela y todos se volvieron locos —explicó, con un gesto chistoso.

—¿Y dónde están los demás? —investigué, al ver que detrás de ella no venía otro pequeño.

—En la sala, yo me escapé o me seguirían pintando —mencionó.

—Vamos, te llevaré allí para reprender a Ali —dije y ella sonrió.

—Malya, ¿No te gustaría adoptarme? Prometo que seré juiciosa y no haré berrinches como Theo —me hizo pucheros.

—Sé que serías una niña muy bien portada, pero no sé si algún día pueda adoptarte pequeña —acaricié su cabecita.

—Pues a mí me gustaría —dijo, con una leve sonrisa.

Y con esa idea tierna, pero descabellada al mismo tiempo, continuamos nuestro camino, hasta llegar a esa sala que parecía una batalla campal. Había pintura regada por todos lados, papeles sobre el suelo, pinceles sobre las mesas que derramaban pintura y en el centro de todo eso, estaba Ali, intentando poner orden.

—Te lo dije, todo están locos —repitió la pequeña.

—Eso veo—dije, al ver todo el desastre—¿Se puede saber que ha ocurrido aquí? —pronuncié y todos se quedaron quietos.

—Rogaba porque llegarás, no sabes cuánto necesitaba de tu ayuda —expuso Ali y todos tomaron asiento.

—¿Quién empezó la guerra de pintura?—pregunté, pero nadie quiso hablar—Les recuerdo que, si Calie los ve en esas fachas, nos van a castigar a todos, incluyéndome —mencioné.

—Lo sentimos, no volverá a ocurrir —dijeron todos al unísono.

—Quiero que todos ayuden a poner en orden el salón y luego se van a duchar —dije y ellos asintieron.

—¿No entiendo por qué a ti te hacen caso y a mí no? Se supone somos de la misma edad, deberían respetarme del mismo modo —expresó Ali, un tanto enojada.

—Quizás porque yo le muestro algo de cariño y les enseño el respeto, no solo los complazco como tú —dije, al ver cómo todos realizaban lo que les indique.

—Lamento lo de tu hermano, no pensé que le fuese a ir tan mal —soltó de repente.

Las noticias viajaban muy rápido en ese lugar para mi gusto, pero por muy cabreada que estuviese, tenía que quedarme de brazos cruzados y aguardar porque Calie, no colocará de nuevo a mi hermano en el sistema para que otra familia lo cuidara.

—No te preocupes, al menos alguien pudo traerlo de vuelta —le dediqué una mirada ...