Difícil de asimilar, mi iniciación (3) - Relatos Eróticos

Difícil de asimilar, mi iniciación (3)

Difícil de asimilar, mi iniciación (3)

(En el restaurante con el señor Vicente y unos clientes)

Ya habían pasado unos días desde que el señor Vicente vino a casa y el incidente de la ducha (leer capítulo 2).

Poco a poco intenté volver a la normalidad haciendo vida normal con Víctor, lo intentaba, pero me venían imágenes del señor Vicente constantemente a la cabeza, la cocina era de esos sitios en que, solo pisarla, me hacía recordar aquella situación.

Incluso en el sexo, intentaba no tener sexo oral con Víctor, despues de aquello me sentía sucia y culpable, pero a la vez tenía miedo, miedo por no llegar a disfrutar de nuevo como lo hacía antes.

Los primeros días fueron duros, la mezcla de culpa, rabia y deseo no consentido se entremezclaban.

Estaba hecha un lío, a veces estallaba a llorar, otras solo tenía ganas de meterle una denuncia a semejante personaje abominable.

Poco a poco esos pensamientos fueron desapareciendo y pasaron días, una semana, dos… pensé que ya no volvería a saber nada del señor Vicente, la fuga parecía arreglada y en el edificio ya no estaba ni él ni sus ayudantes.

Pensé que había sido todo un mal sueño, que aquello al final no pasó a mayores y que podría reconducir mi vida poco a poco con Victor y mi rutina, trabajar en el instituto, ir al gimnasio, el día a día con Victor…

Un dia, al volver del trabajo, pasé por el hall del edificio y el portero me paró y me dijo:

Buenas tardes señorita Sara, tiene un paquete que le han traído esta mañana.

Gracias Alfredo - le contesté.

Me metí en el ascensor y me dispuse a abrirlo, aunque intentaba recordar si había hecho alguna compra días atrás… pero mi cabeza últimamente estaba olvidadiza y no podía recordar qué había comprado.

Abrí el paquete y en él había una caja y un sobre.

Me dispuse a abrir la caja primero, era pequeña, del tamaño de mi mano y finísima, de un color plateado. Dentro había un colgante, muy elegante, con una piedra preciosa de color turquesa en su extremo, pequeñita, muy bonita.

La cadena era de color plata y eso hacía que el remate de la piedra resaltase aun mas.

Me quedé extrañada de nuevo, yo no había pedido eso, quizás el portero se había equivocado de puerta y miré de nuevo la dirección del envío, y si, efectivamente iba para mi.

Aún sorprendida y extrañada, dejé el colgante sobre la mesa y me dispuse a abrir el sobre que también estaba dentro del paquete.

Era un sobre de color blanco en el que ponia un sobrio:

“Para Sara”

en la parte exterior.

Lo abrí y me dispuse a leerlo, lo que a continuación leí me dejó helada:

“Querida Sara, es la última vez que te llamaré por tu nombre. Te adjunto un regalo para hacerte oficialmente Mi Puta.

Quiero hacerlo oficial con una cena en el restaurante La Paloma del centro de la ciudad, ve con una vestido y el colgante a las 21 del miércoles, ponte el colgante o de lo contrario haré público el video.

Atentamente, tu amo, Vicente”

Me quedé petrificada, no ...