1. Portugués pollón


    Fecha: 10/06/2024, Categorías: Gays Autor: Einar Cano, Fuente: CuentoRelatos

    Trabajo en una fábrica, en expedición, lo que hago es conducir una carretilla y cargar los pallets en los camiones, vienen de toda Andalucía, Extremadura y Portugal, en producción trabajan 24 horas los trescientos sesenta y cinco días del año pero en expedición en el turno de noche y los sábados y domingos sólo hay un retén, un trabajador por turno ya que el flujo de camiones es más reducido.
    
    En la fábrica cargan dos tipos de conductores, los hay que vienen mandados por el cliente y luego están los autónomos que trabajan para nosotros y que dependen de logística, yo tengo, por mi trabajo, mucha relación con todos ellos, en especial con los últimos, y de éstos hay uno, un mariquita encantador con muy poca vergüenza al que llamamos “la Lola” gran amigo mío.
    
    Un día, estaba cargando su camión cuando llegó otro con matrícula portuguesa, de él se bajó el hombre más hermoso que he visto, alto, fornido, moreno, pelo rapado, barba muy negra, un verdadero macho.
    
    - ¡Joder!
    
    - ¿Te gusta? – la Lola conocía mi secreto.
    
    - Es lo más hermoso que he visto en muchísimo tiempo.
    
    - Pues folla que no veas.
    
    - ¿¡Te lo has follado!?
    
    - Bueno, en realidad el a mí, y tiene un pollón que no se yo si tu culo…
    
    - Que maricón eres.
    
    - Ya, me encanta.
    
    - ¿Y crees que si le entro…?
    
    - Sí, le encanta romper culos de tío.
    
    - Pero…
    
    - Siii, es muy discreto, no te preocupes, es casado y tampoco le interesa que se sepa.
    
    El sábado siguiente estaba de retén, aburrido de verdad, era el turno de tarde, tan solo había cargado un camión, era principios de verano, hacía calor y el aire acondicionado no iba bien, me estaba quedando amodorrado, en esas me avisaron de que entraba un cliente, salí del despacho y arranqué la carretilla, el camión estacionó en la zona de carga, tenía matrícula portuguesa, el corazón me dio un vuelco, se bajó el camionero del que la Lola y yo habíamos hablado tres días antes.
    
    - Buena tarde. – hablaba con un fortísimo acento portugués.
    
    - Buenas tardes.
    
    - Vengo cargar para Faro.
    
    - Vamos a comprobarlo, venga conmigo.
    
    Le conduje al despacho del jefe de turno de expedición, él era el que comprobaba la matrícula de los camiones, ordenaba la carga y expedía el albarán, como era festivo, si ese camión tenía carga el albarán estaría impreso y efectivamente, tenía prevista carga, salí, cargué los dieciséis pallets y entré de nuevo.
    
    Durante todo ese tiempo había estado mirando descaradamente a aquel tipo, era tan alto como yo, sobre 1,85, fornido, ojos oscuros, cabeza afeitada, barba espesa, negra y bien cuidada, brazos fuertes, manos grandes, de uñas también muy cuidadas, piel morena, llevaba una camiseta de tirantas y en su pecho, sus hombros, sus brazos, incluso sus manos tenía abundante vello negro, todo un oso aquel señor.
    
    - Este es el albarán de carga – le dije – esta copia se la entrega usted a seguridad al salir.
    
    - Obligado – se dio la vuelta para salir pero se volvió – me han dicho que te gusto mucho.
    
    Me ...
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