Atada, expuesta y dominada VII Fin - Relatos Eróticos

Atada, expuesta y dominada VII Fin

... este fin de semana viene mi prima favorita. Creo que todo el mundo tendría que tener a alguien así en su vida. No nos vemos mucho, vivimos en diferentes provincias, pero cuando nos vemos el amor se palpa, la confianza, el entendimiento, no sé… como tener a tu otra mitad. Tengo preparado un sábado de órdago, quizás me he pasado, pero sabía que iban a ser unos días complicados y quiero aprovechar el tiempo al máximo.

Sábado por la mañana empezamos el tour, primero la llevaré a los baños turcos Hamman, aunque antes hemos tenido una buena charla, tomándonos un vinito, que luego ha sido otro y un poco más tarde otro.Jajaja.

-Prima- le digo con ojos de cordero deseando con todas mis fuerzas contarle mis aventuras y desventuras.

-Que?- me mira divertida.

-Soy muy puta- se atraganta riendo.

-Y?- me mira con amor.

-Además, creo que soy sumisa- se pone seria.

-Yo soy dominatrix, que gracioso- ahora soy yo la que se pone seria.

-Que?!!!!!- estallamos en risas mientras nos miran todos los de la terraza.

No podemos dejar de reír, al punto de empezar a llorar y si llego a estar de pie se me escapa el pis seguro. Cuando nos calmamos un poco nos contamos nuestras cosas y llegamos a la conclusión de que somos almas gemelas, complementarias y depravadas.

Cuando nos hemos dado cuenta no llegábamos a la cita del balneario. Me levanto decidida a irme y me dice.

-Prima, qué te haces un simpa!- me mira riendo.

-Yo?- digo indignada

-Si prima, y no es la primera vez- me escruta con la mirada.

-Imposible, yo nunca…- le devuelvo la mirada perpleja.

-Que sí, y estabas conmigo- asiente con calma.

-Bueno, si tu lo dices… te creo, jajajaja-. Salgo corriendo como alma que lleva el diablo, pago a toda velocidad y salimos pitando a los baños.

-Por Dios, esto es un pecado- pienso mientras un hombre maravilloso de más de metro ochenta (me encantan altos) guapo, rapado (Aaaagghh), con perilla y medio desnudo (lleva un traje estilo desierto con bombachos y solo un chaleco) me distribuye por todo el cuerpo una crema exfoliante. Las virutitas de la crema me arañan y masajean la piel que sus fuertes y expertas manos llevan por mis piernas… brazos… hombros…clavículas…Ummmm.

Después la retira con agua muy caliente,ohhh tan caliente que abre los poros y me deja los músculos laxos y sin fuerza.

Me ayuda a darme la vuelta y hace lo mismo empezando por mis pies y deditos, uno a uno, sube por los gemelos despacio, en círculos, subiendo y bajando y marcando con un dedo en mitad del músculo tan fuerte que se resiente a punto de montarse. -Jesús de mi vida, no, Guillermo de mi vida- Me dijo su nombre al oído en un murmullos antes de tumbarme en la piedra de masajes, sí piedra, no una asquerosa camilla sin alma, una piedra negra enorme como una mesa y calentita. Sigue y sube por la parte posterior de los muslos de dentro a afuera, subiendo por el exterior hasta más allá de la cadera. Hoy he sido un poco perra y me he puesto un bañador ...