1. Silvia (parte 3)


    Fecha: 06/06/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Maribel1970, Fuente: CuentoRelatos

    ... vicio y lujuria, aquel día corriéndome a gritos, abrazada a ella, quedó claro que no, que había mucho más. Recuerdo la cara de Silvia esbozando una sonrisa y mirándome fijamente, mientras yo me comía a besos a Carmen, mi hija no es tonta, sabía que aquel orgasmo no había sido como los que tuve con ella, no estaba celosa, era una sonrisa como de sorpresa, la misma que me había dado yo a mí misma a mis cincuenta. Estaba loca de amor por mi hermana, no era solo vicio y sexo. Por suerte la única que no se había dado cuenta era Carmen, no quería que lo supiese. Creo, no estoy segura, que nos dimos un momento de tregua.
    
    Lo que sí recuerdo fueron las palabras de Carmen tapándose su cara con las manos mientras las tres tomábamos aliento tumbadas desnudas sobre la cama.
    
    -C. Por dios, no voy a ser capaz de miraros a la cara el resto de mi vida… mira que me lo he pasado bien, bueno, me lo estoy pasando muy bien, pero mañana me voy a morir de vergüenza.
    
    Silvia nos preguntó nuestros respectivos pesos y junto con el suyo sumábamos 192 kilos.
    
    -S. Ciento noventa y dos kilos de hembra hambrienta para que disfrutes todo lo que quieras tita. Acaso, ¿te has acordado en toda la tarde de tu separación?
    
    -C. No cariño, me lo he pasado mejor que nunca…
    
    -S. Entonces, ¿cuál es el problema?
    
    Carmen no contestó, yo sé que de las tres ella es la única con cierto sentimiento religioso y que lo que para nosotras no era fácil para ella sería mucho más difícil, sin embargo, giró algo su cuerpo y acercó su cara al coño de Silvia, comenzó a pasarle la lengua y a besarlo.
    
    -C. Nunca pensé que comerse un chochito fuese algo tan rico.
    
    -S. Que te ayude mamá.
    
    Me uní a mi hermana y nos fuimos alternando, repartiéndonos muslos y coño e incluso a veces lo lamiamos las dos al unísono, desprendía un olor maravilloso, limpiamos todo el flujo incluido todo el que se había secado sobre el poco pelo que lo adornaba. Brillaba como si fuese de cristal pulido y tanto sus labios internos como el clítoris estaban inyectados de sangre, se veían rojos e hinchados, Silvia repetía que entre las dos íbamos a matarla. De vez en cuando parábamos para besarnos Carmen y yo. Vi que Carmen se quitaba un anillo de su mano derecha y comenzaba a masajear con su dedo corazón el ojete de Silvia que abrió sus piernas todo lo que pudo. No hacía falta masaje, Carmen metió todo el dedo sin ningún esfuerzo hasta el fondo, yo hice lo mismo con mi índice por el coño y note como el dedo de Carmen movía el mío al girar haciendo círculos dentro del culo.
    
    -S. ¡Qué putas! ¡Qué putas! Como me gusta Mami, como me gusta, no he estado tan cachonda en mi vida.
    
    Silvia se reía y abría las piernas como nunca más he visto abrir unas piernas, se las sujetaba con sus manos por detrás de las rodillas y pedía más y más.
    
    Sacamos un momento nuestros dedos y tanto el coño como el culo de Silvia continuaron abiertos de par en par. Recuerdo que apenas hablé en toda la tarde noche, pero recuerdo que ...