Bajo la Luna del Desierto - Relatos Eróticos

Bajo la Luna del Desierto

... la base de las murallas de la ciudad frente al matorral al oeste de la ciudad y rápidamente se precipitó en la oscuridad, sabiendo que no podría esconderse por mucho tiempo cuando se acercase el amanecer. Pero tenía un caballo escondido cerca y pronto montó en él y comenzó a cabalgar a través del suelo arenoso, dirigiéndose al desierto más profundo. El Imperio estaría preocupado por lo que ocurriese dentro de las murallas para mantener a la gente en Sartoris. Ella ya estaba fuera y en menos de una hora estaría más allá de su vista.

El plan de Ronia prácticamente acababa en ese punto. Su mejor opción, como una mujer solitaria con solo un poco de dinero escondido en sus alforjas y sin protección masculina, era dirigirse a Tartun, la ciudad-estado más cercana a lo largo de la costa. Otra república independiente, que también se resistía a la práctica de la esclavitud, pero no tan activamente como lo había hecho Sartoris. Allí estaría a salvo de esclavistas errantes y bandidos.

Más allá de eso, ella estaba insegura. Su seguridad allí probablemente sería de corta duración. Con su gusto por la conquista despertado por la caída de Sartoris, el Imperio podría optar por detenerse y disfrutar de su nuevo territorio, pero incluso una novata en la política como era ella, sabía que eso era poco probable. Las ciudades-estado siempre habían sido una tierra fronteriza incómoda entre la agresión imperial y la Federación del Sur. Con Sartoris ahora en manos imperiales, las dos potencias se verían tentadas a atacar de nuevo, a expandirse más o a conquistar en nombre de evitar tal expansión adicional por parte de un rival político. Todas las ciudades-estado estaban en peligro de caer ahora. Ella esperaba que varias de ellas simplemente buscasen unirse a uno u otro poder antes de que los ejércitos llegasen a sus puertas. Entregar a algunas de sus hijas a los traficantes de esclavos imperiales sería mejor que perder a toda una generación de jóvenes soldados en batallas perdidas de antemano. Como mujer sin relaciones en Tartun, la capitulación ante un poder esclavista la pondría a la sombra del bloque de subastas una vez más.

Pero eso era una preocupación para el futuro. Primero, tenía que llegar a Tartun, lo cual no era la tarea más fácil en este momento. De ninguna manera podía atreverse a tomar las rutas de la costa, que probablemente estarían repletas de tropas imperiales tan pronto como consolidasen su poder en su nuevo territorio. Pero los desiertos estaban sin vigilancia y las rutas variaban en cuestión de días. Al tomar la ruta más amplia, seguramente podría evitar a los esclavistas, pero se arriesgaba a perderse en los caminos entre las dunas.

A pesar de todo Ronia se sentía confiada, había traído varios odres de agua y una brújula para intentar no perderse en el desierto. Un sable delgado estaba entre sus pertenencias, además de suficiente comida para una semana. Tenía coraje y un plan. Ralentizó el ritmo de su caballo para dejarle descansar unos ...