Bajo la Luna del Desierto - Relatos Eróticos

Bajo la Luna del Desierto

... manos inútilmente contra su coraza hasta que el soldado se cansó de su inútil resistencia y empujó las manos de la joven detrás de su espalda, atándolas con correas de cuero para poder reanudar la inspección de su cuerpo desnudo.

"¡No, no hagas esto!", gritó la joven mientras el soldado giraba su cuerpo hacia la pared y la empujaba duramente contra la piedra provocando que sus pechos quedasen aplastados contra la fría piedra y su rostro quedase vuelto hacia un lado, de modo que Ronia podía ver claramente sus rasgos asustados. El soldado usó sus rodillas para separar más las piernas, hasta que ella estaba empujando su trasero en una postura muy expuesta, retorciendo sus brazos impotentes en su cautiverio.

"Cállate y tómalo todo, esclava", habló el soldado por primera vez y, sacando su polla tensa de debajo de sus pantalones, comenzó a empujar en el estrecho y húmedo coño de la joven con empujes duros y rápidos.

La cautiva gimió, y Ronia no pudo decir cuánto era por el dolor de su violación y cuánto por el efecto de ser identificada, correctamente, como esclava por primera vez. Pero sus gritos pronto cambiaron de tono. Aunque las lágrimas continuaron corriendo por su rostro, pronto estaba gritando en ráfagas de placer conmocionado mientras comenzaba a gemir con cada empuje más profundo del soldado.

"Sí, te gusta esto, ¿no es verdad, zorra?", gruñó el soldado.

"Oh, dioses, sí", exclamó la nueva esclava. "Por favor, maestro, más duro. ¡Fóllame más fuerte! ¡Más rápido! ¡Haz que me rinda a ti!"

El soldado se rió y comenzó a golpear a su nueva esclava sexual con abandono, obligándola a aumentar el volumen y la duración de sus gemidos, hasta que de repente chilló de maravillosa alegría cuando un orgasmo sacudió todo su cuerpo, inundándola de placer cuando se vio obligada a someterse por completo a un hombre por primera vez.

Ronia se movió entonces, aprovechando que el hombre estaba mirando al cielo mientras se ponía rígido una última vez para inundar el vientre de su cautiva con su semilla, mientras que la esclava claramente no veía nada en absoluto, sus sentidos completamente enfocados en su placer. Ninguno de los dos vio la sombra cambiante de abajo moviéndose hacia un túnel más oscuro que se dirigía hacia los desagües de salida en el otro extremo de la ciudad desde el puerto conquistado por el imperio.

Ronia se movió rápidamente ahora que se acercaba el amanecer, preguntándose ociosamente cómo una mujer abolicionista de Sartoris sabía instintivamente las palabras que debía decir al rendirse a su propia esclavitud. Tal vez las mujeres realmente estaban hechas para llevar collares. Ciertamente, la tentadora visión de la violación de la esclava, había puesto los pezones de Ronia duros y apretados, mientras que su coño estaba más húmedo de lo que podía recordar. Pero ella no tenía intención de rendirse a ningún destino con una sumisión tan suave. No, para ella, el desierto esperaba.

Se deslizó fuera de un gran desagüe cerca de ...