1. Una Noche con Miguelito


    Fecha: 18/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Hetero Sexo con Maduras Autor: Naty, Fuente: SexoSinTabues30

    ... impulso se apoderó de mí, y en lugar de buscar los alfileres en mi bolso, bajé la cabeza en su regazo, saqué su penecito de sus pantalones cortos y lo engullí con mi boca. Lo escuché jadear y sentí sus deditos recorriendo mi cabello mientras se la chupaba. Mientras chupaba su penecito, podía escuchar a Miguelito gemir, pidiéndome que le siguiera chupando el penecito y que no parara. Miguelito nunca me había vocalizado así su placer, y oírlo gemir así encendió un fuego dentro de mí, y comencé a chuparlo con avidez, haciendo que su pollita rígida brillara con mi saliva. Entonces, Miguelito empujó mi cabeza hacia su regazo y levantó sus caderas hacia mi boca, enterrando su penecito dentro de mi boquita de puta. Se la chupé deliciosamente, y me sorprendió que habia durado tanto en mi boca sin correrse. En ese punto, tenía que tenerlo dentro de mí, así que escupí su penecito y lo acaricié con mi mano. Me enderecé, puse mi brazo alrededor del hombro de Miguelito y lo besé en la mejilla. Mientras lo acariciaba con la otra mano, el se disculpó conmigo, lo que me confundió. Dejé de acariciarlo y le pregunté por qué se disculpaba, a lo que respondió que me había empujado demasiado la cabeza hacia abajo.
    
    Me reí y le dije a este bebécito que estaba bien mientras lo besaba en los labios y le susurraba al oído que me gusto cómo había empujado mi cabeza hacia su pollita. Lo miré a los ojos y luego a su regazo. Todavía estaba duro, y cuando volví a mirarlo, pude ver hambre allí, la misma mirada que había visto en mis propios ojos cuando miré por el espejo retrovisor. Le pregunté si me deseaba y que me dijera cuánto me deseaba, a lo que dijo mi nombre sin aliento. Se giró en su asiento y me abrazó, apoyando su cabezita en mis pechos mientras me decía que me quiere más que a nada y solo a mí. Me sorprendió y lo unico que pude hacer fue decir su nombre mientras me miraba hacia arriba y presioné mis labios contra los suyos, separándolos con mi lengua. Compartimos un beso apasionado, nuestros labios cerrados, lenguas bailando como delfines en el mar, nuestras manos vagando por todas partes. Después de que rompimos nuestro beso, le dije que se subiera a la parte trasera del SUV conmigo. Miguelito sonrió para sí mismo mientras trepaba por el asiento delantero y regresaba al asiento trasero divisible. Salí del lado del conductor y miré alrededor.
    
    Estábamos escondidos de la carretera por arbustos y árboles, pero sabía que nos arriesgábamos porque siempre existía la posibilidad de que alguien nos tropezara, ya sea un policía o quizás alguien que necesitaba hacer sus necesidades, como lo había hecho Miguelito. Pero no me importaba, de hecho el riesgo me hacía desear aún más a esta peladito. Miguelito había desabrochado el respaldo del asiento trasero y lo había doblado. Mientras cerraba la puerta del lado del conductor y subía al compartimiento de carga alfombrado, Miguelito se quitó la camisa y los pantalones cortos, los acomodó en una almohada y los colocó en el ...
«12...456...16»