Agua y mezcal - Relatos Eróticos

Agua y mezcal

... provocaba en la mujer un estado de crispación que derivaba en constantes discusiones con un marido cada vez más intolerante. Solo Ricard, el hijo del matrimonio, parecía el nexo de unión de una pareja condenada, antes o después, a una ruptura inevitable.

La infidelidad fue una idea recurrente para Rita, pero en el fondo le costaba mucho dar el paso. Nunca le faltaron pretendientes con los que ella se divertía coqueteando un poco sin llegar más allá. Algún roce, alguna mirada, algún comentario subido de tono, pero nada más allá que una fantasía con la que terminar pajeándose más tarde en casa. Su monitor de gimnasio llegó a tirarle los trastos descaradamente, pero ella nunca le correspondió. Incluso algún amigo de su marido se hubiese prestado a "hacerle un favor". Ella cubría sus necesidades sexuales con distintos juguetes y masturbándose a diario, pero echando de menos a un tío al que entregarse a sus más bajos instintos y ardientes pasiones.

Tras el portazo, la mujer se metió en su coche y condujo hasta el centro donde la esperaba su amiga Valeria, con quién se solía desahogar en estos momentos de discusión con Elías:

-¿Y ahora que? –Preguntó su amiga dando un sorbo a su cerveza.

-Yo que sé. Mi marido es imposible. Ni siquiera sé por qué hemos discutido esta vez. Me tiene harta.

-Estás muy estresada, Rita.

-Es que necesito echar un polvo en condiciones. Parece que estoy casada con un señor de setenta años. Si yo no empiezo él no me busca. Quiero follar joder.

-Hablas como un tío, jajaja. –Rió su amiga.

-Es que no logro entender que todos los hombres hablen siempre de follar y al mío no le guste. Estoy desesperada, Valeria. Me masturbo varias veces al día.

-Lo que necesitas es salir a divertirte, bailar y olvidarte por unas horas de tus problemas de cama.

Acordaron quedar para salir una noche por algún chiringuito de la playa, beber y bailar desenfrenadamente. De vuelta a casa, Rita volvía a sentirse muy excitada. No pudo evitar buscar un vídeo porno en una página de internet, armarse con su Satisfyer y meterse en el baño. De entre toda la oferta se quedó con uno en el que un maduro sometía a una casada más joven convirtiéndola en su sumisa. En pocos minutos Rita alcanzó un maravilloso orgasmo fantaseando con algún amo maduro con el que aplacar su constante excitación. Necesitaba un tío que la pusiera en su sitio. Un tío que la tratase de manera dominante y la hiciera disfrutar como merecía.

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La imagen de aquella preciosa mujer bailando envuelta en su vestido vaporoso de estampado floreado llamó la atención del tipo solitario en la barra de aquel garito playero con un gin tónic. Ella se contoneaba de manera sensual al ritmo de la música acompañada por una amiga.

El hombre no pudo evitar quedarse mirándola. Con su cuerpo perfectamente proporcionado, su belleza dulce de mirada sensual y su melena rizada, sus movimientos eran casi hipnóticos. Por un momento la mujer se sintió observada por aquel ...