1. Tuya por primera vez


    Fecha: 16/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Liah, Fuente: TodoRelatos

    ... cogiendo aire, un poco avergonzada, pero a la vez excitada de como tus ojos exigían más.
    
    No pares o tendré que quitártelo yo, y no te gustará
    
    El vestido cayó al suelo, no estaba llevando sujetador, pero no te sorprendió, ya te habías fijado en cómo se marcaban mis pezones desde que te acercaste a la barra. Así que me quedé con unas bragas negras de encaje que ya estaban empapadas después de que me besaste.
    
    Me hiciste la señal de que me acercase, y en el momento en que mis pies reaccionaron negaste con la cabeza, ya me temía lo que ibas a querer ahora.
    
    A cuatro – Notaba como me retabas, y la humillación no hacía nada más que excitarme. Así que me puse a tu merced, acercándome, arrastrando mis rodillas con el suelo. Una vez llegué a ti, estaba delante de tu miembro, que ya estaba preparado para mí.
    
    No entrará nadie, ¿no? - Un momento de vergüenza inundó en mí, apenas nos conocíamos y no sabía dónde estaba. Te incorporaste y acariciaste mi cabello con calma.
    
    Tranquila, no va a venir nadie, no hay más músicos hoy, te lo prometo. ¿Estás cómoda? - Por primera vez vi en tu mirada preocupación, asentí con la cabeza agradecida por ese gesto.
    
    Bajaste tu cremallera y tus calzoncillos poco a poco, mientras mis ganas iban aumentando de tenerla frente a mí y meterla en mi boca. No pude resistirme a lamer tímidamente mis labios, te fijaste en eso y sé que te encantó porque aumentó más de tamaño. Me acerqué con la boca abierta para meterla por fin en mi boca, pero negaste con la cabeza.
    
    Aún no, cuando te la merezcas la tendrás - Cogiste mi pelo con fuerza y con la otra mano metiste uno de tus dedos en mi boca.
    
    Al principio entraba suave, me daba tiempo a lamerlo, pero después cada vez ibas introduciendo más dedos con fuerza, hasta tres. Empecé a salivar de lo rápido que ibas, hasta que me provocaste una pequeña arcada. Paraste, pero estabas sonriendo.
    
    A ver ese coño, gírate – Di la vuelta, dejando mi culo y mi vagina tu disposición. Ahora no podía verte y me sentía todavía más tensa, pero estaba completamente mojada.
    
    Noté tus dedos explorando por encima de la lencería, deteniéndote en la parte más húmeda, en la que empezaste a penetrar dándote igual no quitar la braga.
    
    Zorra, estás tan empapada que te podrías correr solo con mi dedo entrando y saliendo – No podía contener mis gemidos y mis ojos estaban en blanco de solo imaginar la cara que ponías mientras me insultabas.
    
    En ese momento decidiste que las bragas ya te sobraban, y que tenías ganas de verme por fin. Me las quitaste, las cogiste y te pusiste agachado a la altura de mis ojos.
    
    Quiero que me digas que eres una zorra – Tu sonrisa traviesa me encantaba, pero te miré con duda, nunca había dicho algo así con un casi desconocido y me daba mucha vergüenza hacerlo. Pasaban los segundos en los que me debatía en si hacerlo o no, y empezabas a perder la paciencia.
    
    No te correrás hasta que me lo digas, estas cosas me sacan de quicio – Dijiste mientras metías las bragas ...